Jacobs se rinde ante el dolor: no hay semifinal de los 100, acabó el Mundial

Renuncia in extremis al 100 y al 4×100. Las largas sesiones nocturnas de fisioterapia no eran suficientes. La lesión en el tendón de la corva izquierda empeoró después de la batería. Tras una consulta, el resultado de una ecografía cerró la puerta a toda esperanza

De nuestro corresponsal Andrea Buongiovanni

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17 de julio
– EUGENIO (EE.UU.)

Tal vez estaba escrito en las estrellas: la magia olímpica tenía un precio que pagar. Marcell Jacobs, in extremis, renunció a la semifinal de los 100 mundiales. Eugene, meca del atletismo internacional, no le hizo bien. “Sus” Estados Unidos, el país de su padre y donde nació hace 27 años, le han dado la espalda. Su carril, el cuarto, en la última de las tres series, quedó tristemente vacío. Después de semanas difíciles y problemáticas, dedicadas a la búsqueda de una condición física nunca encontrada debido a las muchas dolencias repetidas, aquí está la decisión más dolorosa.

El caso

El blue se vio afectado por el cansancio de la batería, de ese 10”04 curso con poco brillo que aún le valió el décimo tiempo de la jornada y el ascenso. Después, las largas sesiones nocturnas de fisioterapia con el fiel Alberto Marcellini no fueron suficientes para restaurar el motor de un coche que ya llevaba tiempo bajo presión. La lesión en el isquiotibial izquierdo, que con el tiempo se ha irradiado al glúteo, no le ha dado tregua. Al contrario: la situación, tras la solicitud del sprint del viernes por la noche, ha empeorado. En la madrugada de Eugenio hubo una consulta directa entre los representantes federales, a la que asistieron, entre otros, el director técnico Antonio La Torre, el responsable de salud Andrea Billi, el entrenador de Marcell, Paolo Camossi y el propio atleta. El policía de Brescia, como siempre dio a entender, incluso en las horas posteriores a la batería, hubiera querido correr a toda costa. “Estoy aquí y me esfuerzo mucho”, dijo Marcell. El resto del personal, por supuesto, continuó predicando cautela. El resultado de una ecografía a la que se sometió in extremis la doble campeona olímpica probablemente también intervino para definir la situación. Está claro que al menos a uno le gustaría ahorrarse la participación en la Eurocopa de Múnich, prevista del 15 al 21 de agosto. En la Copa del Mundo, en tanto, la participación en los 4x100m también se desvanece. Y es obvio que una carrera de relevos con o sin Jacobs, con todo respeto a los que serán llamados a reemplazarlo, no tiene el mismo valor.

Batería

El análisis del azul, tras la batería, también fue muy lúcido: “Cuando suelo sacar lo mejor (en el lanzamiento, ed) -reconoció-, el problema físico que me acompaña desde hace un tiempo me permitió sacar mi verdadera carrera, dejarme llevar, avanzar como suelo hacerlo. Me sentí como otro yo. Limitado”. Es evidente cómo le ha desestabilizado el largo período de trabajo a trompicones, que comenzó con el maldito viaje a Nairobi a principios de mayo y continuó con las numerosas renuncias a competiciones programadas. El carro estaba oxidado, el motor inundado y sin poder liberar a todos los caballos. Se vio obligado a viajar con un solo pistón. La actuación de Marcell en la batería no fue tan efectiva y elegante como suele ser. Le faltaba propulsión, falta fluidez. Había polvo entre los engranajes.

Ducha fría

Hasta que este obligado renunció. Llegar a la final no hubiera sido fácil dada la situación. Probablemente hubiera servido para correr menos de diez segundos. Marcell no podía hacerlo desde el día del oro en Tokio, cuando voló primero en 9” 84 y luego en 9” 80, doble récord europeo. Tiempos aparte, todavía habría sido necesario colocarse entre los dos primeros de su propio partido o, como le sucedió en los Juegos, aspirar a una de las dos mitades de repechaje. Ante rivales del calibre del estadounidense Bracy, del botsuano Tebogo, en las eliminatorias capaces del récord mundial junior con 9’94, del jamaicano Sevilla, que le precedió anoche con 9’93 y del keniano Omanyala, se hubiera sido jodidamente complicado. Ni siquiera pudo intentarlo. Y para todo el movimiento tricolor, para todo el equipo involucrado en Oregón, es una renuncia que duele. Le duele especialmente a Marcell y su staff. Recupérate rápido, campeón.



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