Al final del partido, Donnarumma invita a sus compañeros a pasar por debajo de la zona de nuestra afición: pitos e invitación a pasar a los vestuarios. Pero los vítores ya cesaron en la segunda mitad.
Derrotado, o más bien asfaltado. Luego contestado por la afición que no aceptó las disculpas de los jugadores tras el minuto noventa. Y los abuchearon ruidosamente. Los rostros pálidos al inicio de la segunda mitad se oscurecieron aún más una vez superada la derrota. El equipo reunido en el banquillo, los rostros de los azzurri consternados, los ojos fijos en el vacío, los ojos brillantes o cubiertos por la camiseta. Donnarumma, como capitán, pidió a sus compañeros pasar por debajo de la curva ocupada por la afición italiana. Los jugadores se levantaron y caminaron hacia la bandera, pero fueron «repelidos» por la gente. Para ellos sólo pitos y cero aplausos, sino más bien la invitación a pasar a los vestuarios. Nadie aceptó una actuación de este nivel: los aficionados habían venido a Berlín haciendo sacrificios económicos, esperando una actuación digna, independientemente del resultado final. En cambio, vieron un naufragio. Una humillación con pocos precedentes en nuestra historia.
sin coros
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Los italianos en la grada habían entendido que la cosa acabaría mal ya al inicio de la segunda parte cuando el gol de Vargas puso el 2-0 y dejó claro cuál sería el final. Los cánticos a favor de Donnarumma y sus compañeros desaparecieron y la parte del Olympiastadion coloreada de azul esperó pasivamente el noventa. Con resignación. Ni siquiera un coro. En sus mentes estaba claro que todo era inútil porque veían al equipo como un equipo sin alma. Una Italia que… no era Italia. Por eso al final no aceptaron las disculpas de Donnarumma, que era el más convencido para intentar pedir perdón por el incumplimiento. La escena duró un par de minutos, luego los azzurri regresaron a los vestuarios, un final triste para una Eurocopa para olvidar. «Pedimos disculpas a los aficionados – dijo entonces Donnarumma – y lamentamos esta Eurocopa que ha sido una gran decepción. Duele mucho, pedimos disculpas a todos. Nos faltaron ganas de reaccionar, ganas de ayudarnos unos a otros».