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Shigeru Ishiba ha sido confirmado como primer ministro de Japón, ganando una votación en el parlamento a pesar de una derrota en las elecciones generales que lo deja como uno de los líderes más débiles del país en décadas.
Ishiba venció a su principal oponente, el líder de la oposición Yoshihiko Noda, en una rara segunda vuelta entre los parlamentarios el lunes. El Partido Liberal Demócrata de Ishiba perdió su mayoría parlamentaria en las elecciones de octubre, lo que lo dejó dependiente de la aquiescencia de pequeños partidos de oposición para gobernar la segunda economía más grande del G7.
El resultado de las elecciones fue un gran revés para Ishiba, quien convocó la encuesta anticipada después de ganar una contienda por el liderazgo del partido. Deja a Japón con un gobierno frágil en un momento de creciente incertidumbre geopolítica y económica, incluidas tensiones regionales, un cambio de presidencia estadounidense, un yen debilitado y el intento del Banco de Japón de normalizar la política monetaria después del fin de las tasas de interés negativas.
Además de reformar su gabinete, una de las prioridades de Ishiba será asegurar una reunión con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, un encuentro que se espera tenga lugar a finales de este mes y que ya es objeto de una intensa planificación por parte de los diplomáticos japoneses. Estados Unidos es el aliado más importante de Japón.
La estrecha confirmación de Ishiba por parte del parlamento dependió en gran parte de la cooperación del Partido Democrático del Pueblo, de centroderecha, cuyo líder, Yoichiro Tamaki, emergió del reciente caos político de Japón como un sorpresivo hacedor de reyes.
Horas antes de la votación parlamentaria, Tamaki admitió que los detalles de una historia sensacionalista sobre una relación extramatrimonial con una modelo eran “básicamente correctos”. Se ha resistido a los llamados a dimitir como líder del partido.
El PLD ha gobernado Japón durante la mayor parte del período de posguerra y utilizó su gran mayoría en ambas cámaras del parlamento para impulsar reformas económicas conocidas como “Abenomics”, en honor al fallecido primer ministro Shinzo Abe.
Las reformas incluyeron un impulso para estándares más estrictos de gobierno corporativo y gestión de inversionistas, los cuales siguen siendo un importante atractivo para los inversionistas extranjeros en Japón.
Sin embargo, muchos japoneses parecen haber rechazado al PLD, consternados por el creciente costo de la vida y el lento crecimiento de los salarios, así como por un escándalo de financiación del partido.
La elección produjo un gran alejamiento del PLD y hacia el Partido Demócrata Constitucional de Japón de Noda, creando un parlamento sin mayoría.
Aunque Ishiba pudo superar las elecciones del lunes como primer ministro, ahora tiene un presupuesto que aprobar y otras medidas para abordar las preocupaciones económicas de los votantes, todo lo cual ahora debe negociarse con el PPD voto por voto. .