¿Irán esta vez a las urnas los habitantes de este barrio obrero de Zaanse?

En las anteriores elecciones a la Cámara de Representantes, en el distrito de Zaanse Rosmolen, la participación fue la más baja de todo Zaandam. ¿Cómo ven los residentes las elecciones de mañana? ¿Votarán esta vez?

En vísperas de las elecciones, el escenario de 2021 no parece repetirse. Muchos residentes incluso se sorprenden al enterarse de que la participación en las elecciones anteriores fue tan baja. «En las urnas siempre me encuentro con todo el barrio. Mi mujer vota, mi vecino también. Y así debe ser, porque votar es un derecho. Se han librado guerras enteras para poder votar», afirma David.

En las elecciones a la Cámara de Representantes de 2021, alrededor del 55% de Rosmolenbuurt acudió a las urnas, el porcentaje más bajo de todo Zaandam. En el resto del municipio de Zaanstad, la participación fue mucho mayor, alrededor del 77%. Los ganadores de las elecciones fueron el VVD, el D66 y el PVV.

Tinie Wik está sentada en el centro comunitario, junto con su grupo de trabajo manual. El grupo de 7 mujeres está pasando una «tarde de manualidades» y discutirá las elecciones de mañana. Wik sabe que la última vez hubo poca participación en Rosmolenbuurt, pero espera que mañana las cosas sean diferentes. «La gente está tan cansada de que la engañen que ahora aprovechan la oportunidad para votar por otra cosa».

Distrito de clase trabajadora

Rosmolenbuurt es un antiguo barrio obrero donde muchas cosas han cambiado en los últimos años. Por ejemplo, una gran parte del barrio fue demolida en 2017 y está previsto que muchas casas sean demolidas el próximo año. En el lugar de las casas derribadas se construyeron nuevos apartamentos y casas que, según un residente local anónimo, son mucho más caras que las casas antiguas.

Según un residente que prefiere permanecer en el anonimato, la gente del distrito obrero simplemente vota con menos frecuencia. «Los habitantes de este barrio suelen ser un poco mayores y suelen tener una billetera pequeña. No se sienten representados. Temas como la sostenibilidad o la conducción eléctrica simplemente no les importan».

«Mira», dice otro transeúnte, «lo que la gente recibe aquí en el buzón, lo tiran a la basura». El mundo está lejos en este barrio. Y lo notas porque no ves a nadie aquí repartiendo volantes. Los partidos políticos ya no invierten energías en Rosmolenbuurt, porque de todos modos no tiene sentido. Aquí la gente no vota».

Hazte escuchar

Nandra espera que sus vecinos acudan mañana a las urnas. «Siempre voto y mañana llevaré a todos al colegio electoral. Mi marido, mi hijo, todos tienen que votar. Hazte oír, eso es lo más importante».



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