El técnico del Inter envió al iraní al campo durante el último cuarto de hora en Génova, manteniendo a Thuram y Lautaro. El doblete llegó a los siete minutos. Una estructura táctica que puede cambiar los partidos, siempre y cuando…
No, el tridente, Simone Inzaghi no lo había pensado. Por otro lado, el punto de vista del técnico es más que aceptable. Tiene una idea muy precisa del fútbol, que ya en la Lazio le permitió ganar una Copa de Italia, dos Supercopas de Italia y hacer de los biancocelesti un candidato más que creíble al scudetto durante la temporada marcada por la pandemia. En el Inter confirmó la vigencia de su filosofía. Han ganado seis títulos, entre ellos el Scudetto el año pasado, y han llegado a una final de la Liga de Campeones, jugando casi en igualdad de condiciones con el Manchester City de Pep Guardiola. En definitiva, referencias más que suficientes para sustentar su tesis táctica. Además, Inzaghi forma parte de ese pequeño círculo de entrenadores que han contribuido significativamente a desmontar la creencia de que el 3-5-2 es una formación defensiva. Especialmente en un país como Italia que culturalmente, también en términos de fútbol, está mucho más orientado a la solidez que a la brillantez de la oferta futbolística.