Inzaghi y el club están preocupados: Inter, nunca más así

Hay decepción por los demasiados descensos de tensión tras el partido: el técnico hablará de ello con los senadores cuando regresen, los problemas son tanto mentales como físicos

Filippo Conticello

La segunda parada del campeonato, con varios puntos en común con la primera, preocupa al Inter desde el club hasta el entrenador. De Sassuolo a Bolonia, los temas candentes de los nerazzurri en cinco puntos.

1) el plan

Nunca más. También porque, si no fuera así, cualquier idea de una estrella número dos quedaría descartada. El Inter se consuela con el calendario, faltan 30 días, pero el sorprendente empate con el Bolonia ha afectado a todos: desde Inzaghi, furioso, hasta los jugadores y el club. Ayer la decepción y la preocupación fueron las mismas que la noche anterior porque los 5 puntos perdidos en dos partidos podrían ser realmente «sangrientos», como decía Simone. En definitiva, podemos vislumbrar el fantasma de hace dos años, cuando el título del Diablo fue facilitado por el harakiri nerazzurri. Por ello, Inzaghi se centrará aún más en la concentración, que deberá mantener alta independientemente de su rival. La pausa ayuda a reorganizar ideas, pero Simone sólo podrá renovar el acuerdo de campeonato a su regreso, entre el jueves 19 y el viernes 20: el plan es hablar con los senadores esos días.

2) el límite

Regenerar la motivación, esa es la clave. Si el Inter mostrara a todos la misma mala cara vista ante Milán y Benfica, ya podría reservarse la costura tricolor y la nueva estrella en la camiseta. El problema, sin embargo, es de origen antiguo, nació en 2021. Los puntos desperdiciados contra los equipos pequeños y medianos pesan en la progresión del equipo: 10 en la primera temporada de Inzaghi que terminó con el campeonato del AC Milan, mientras que en la 2022-23 el gran desperdicio es el personal, incluso 21. Contra rivales menos nobles, el equipo de Simone quizás tiene la nariz en alto y parece convencido de que sólo puede ganar gracias a la superioridad técnica y física. En definitiva, un poco de presunción que hay que eliminar también porque, como coincidió el personal reunido en las salas secretas, este equipo sabe ensuciarse las manos en provincias: los partidos de Empoli y Salerno son el modelo. En el primer caso los nerazzurri ganaron con practicidad, en el segundo con un poco de resistencia antes de expandirse.

3) la clave

Al final de la primera parte contra el Sassuolo, el destello ilusorio de Dumfries: «Será una noche tranquila», pensaron todos en San Siro. Luego, en la segunda parte, Mimmo Berardi había dado la vuelta al partido como si fuera una tortilla: súper asistencias y goles. Incluso al final de la primera parte contra el Bolonia, el Inter gobernó con serenidad: destellos de Acerbi y Lautaro, y el penalti de Emilian parecía un regalo no solicitado. Luego, en la segunda parte hubo otro desastre defensivo y un empate doloroso. En ambos casos se desperdició una merecida ventaja tras el descanso. La gestión de la ventaja nerazzurri es uno de los problemas a plantear durante y después del descanso. Sin embargo, Inzaghi y el club están convencidos de que no hay razones estrictamente técnicas: es cierto que el equipo no está acostumbrado a ser atacado y sufre si le quitan el oxígeno, pero el problema es sólo mental. Con un equipo «conectado», incluso un 1-0 sería suficiente.

4) la MISIÓN

Especialmente vista a contraluz en comparación con lo practicado con éxito por el Milán, la gestión de las rotaciones en la última semana no parecía tan feliz. El partido contra el Bolonia llegó cinco días después de la batalla campal con el Benfica, donde el esfuerzo había sido enorme: de Bastoni a Barella pasando por Thuram, algunos jugadores nerazzurri que lo habían dado todo habrían necesitado algunos minutos más en el banquillo. Y en cambio, contando también con el próximo parón, Inzaghi copió y pegó la alineación de la Copa, y vio cómo su energía se desvanecía (y su atención decaía) con el paso del tiempo. Más allá del agujero en el departamento ofensivo, ampliado por el nocaut de Arna, en todos los demás sectores el Inter se construyó para permitir grandes rotaciones. Por eso el club está convencido de un concepto muy simple: sólo creyendo seriamente en una rotación «científica», que mantenga hasta 16 jugadores de campo, el equipo podrá estar siempre fresco. Sin esta previsión sería audaz pensar en frenar cada 3 días.

5) Necesidad

Los cambios de rol en rol -de extremo por extremo o de centrocampista por centrocampista- no siempre son salvadores, de hecho en algunos casos es más probable que ocurra lo contrario. Es cierto que en Salerno una triple sustitución de este tipo habría aportado tres puntos (aquí un ejemplo de lo que pueden hacer Micki y Lautaro si entran descansados ​​al partido…) pero, cuando el equipo está abajo, tal vez haría falta algo más. . Y es precisamente en el período previo a los dos equipos emilianos cuando comprobamos la rotunda ausencia de un plan B, de un proyecto alternativo en caso de desventaja. El 3-5-2 también será el refugio seguro de Inzaghi, una formación perfeccionada a lo largo de los años, pero ¿por qué no arriesgarse a un golpe extra para volver a la normalidad? Entre otras cosas, la única vez que Sánchez jugó como centrocampista ofensivo detrás de Thu-La fue en la remontada ante la Real Sociedad: el Club sabe que no fue una coincidencia.





ttn-es-14