El Inter ha comprado un duodécimo hombre, capaz de mantener altas las frecuencias de juego hasta los 90′. Exactamente lo que le faltaba al técnico
Cabeza y piernas, difícil de separar cuando se trata de Inter, este Inter. Kopf und Beine, si prefiere alemán. Porque el alemán es la cura y el susto que busca Simone Inzaghi: Robin Gosens. Y sí que el declive es psicofísico, el diagnóstico se hizo bien en Appiano: no hay una sola alarma por tratar, sino muchas lucecitas que se han encendido. Es un poco como si el Inter esperara que volviera a encenderse una nueva chispa: pueden darle un resultado, y en ese sentido el derbi llega en el momento adecuado. Sin embargo, un jugador también puede darlo, y luego aquí está Gosens. El alemán entrará por primera vez en la convocatoria para el partido contra el Milán. Inzaghi lo está esperando, para hoy y mañana. Es el refuerzo al que hace tiempo que invoca el técnico y hay una razón técnica para sustentarlo: probablemente ningún equipo de Italia base su juego en el exterior como lo hace Inzaghi. Y cada minuto, cada pequeña gota en la condición debe ser manejada.