Inter, de Handa a Dzeko: en Verona, llamada a las «armas» para los senadores

El esloveno y el bosnio son probables titulares en el Bentegodi, etapa fundamental en el camino de los nerazzurri hacia el puesto de Champions. Inzaghi se centra en su deseo de redención

Experiencia, frescura y sobre todo hambre. Estos son los tres ingredientes que, según las directrices de la víspera, el Inter de Inzaghi alineará ante el Verona. La gran rotación que meditó el técnico del Piacenza para el partido fuera de casa ante el Bentegodi -una elección casi inevitable a pocos días del partido por el campeonato ante la Roma y el primer derbi de la Champions ante el Milan- podría significar el relanzamiento de dos ilustres senadores: por un lado de la mano, Samir Handanovic, el capitán que aceptó la «rebaja» tras un complicado comienzo de temporada a la madre André Onana; por otro Edin Dzeko, buscando el gol perdido durante más de tres meses. Salvo dudas de última hora, el esloveno y el bosnio volverán a ocupar los extremos de la columna nerazzurri desde el inicio, como solo ha ocurrido en dos ocasiones desde febrero hasta hoy, en el empate 3-1 en casa ante el Udinese y en el convulso 1 – 1 de la primera semifinal de la Copa de Italia ante la Juve. El sprint de los nerazzurri por la Champions también pasa por las ganas de redención de ambos, hasta ahora «relegados» a un papel secundario y aún a la espera de definir su futuro a partir de junio, tras la expiración de sus respectivos contratos.

doctor handa

A un paso de cumplir 39 años, el excapitán está decidido a aprovechar todas las oportunidades y la del Verona podría ser una de las últimas de esos puestos defendidos en once años. Tras las alegrías, los títulos (cuatro hasta el momento), las marcas personales y los años con el brazalete de capitán en el brazo, Handanovic sigue con ganas de dar su palabra, también para redimir una temporada convulsa hasta el momento a nivel personal. Las cuatro derrotas sufridas por los nerazzurri en las primeras ocho jornadas de campeonato fueron el punto de inflexión para el destino del esloveno, efectivamente desviado a favor del Onana. La eliminatoria en casa ante la Roma a principios de octubre supuso un cambio de jerarquías entre los puestos que Handa aceptó y metabolizó con profesionalidad. No era agradable vivir la Champions como un mero espectador (cero participaciones este año), pero en las cuatro circunstancias en las que fue cuestionado tras entregarle la camiseta al camerunés, siempre respondió presente. Lo hizo el 18 de febrero ante el Udinese, cuando fue rechazado en la refriega tras más de cuatro meses de ausencia, y también lo hizo en la fogosa semifinal de la Coppa Italia ante los blanquinegros pese al altercado final con Cuadrado. que le costó la roja. Independientemente de cómo acabe la negociación de la renovación, el esloveno apunta ante todo a poner su firma también esta temporada y el sprint en el campeonato para entrar entre los primeros es una oportunidad que no debe desaprovechar. Aunque fuera simplemente para dejar un buen recuerdo.

Señor Dzeko

El deseo de redención de Handa es algo similar al del bosnio, aunque este último ha acumulado la belleza de 45 apariciones. Sin embargo, los más de 800 minutos jugados menos que la temporada pasada y la menor cuenta en goles y asistencias (27 las de hace un año frente a las 16 de hoy) no pueden saciar del todo el hambre y la ambición de un Dzeko que no demuestra ni remotamente la 37 años declarados en la cédula de identidad. El rendimiento a un nivel absoluto nunca ha estado en duda, pero ha faltado puntería durante algunos meses. Más precisamente del doblete ante el Milan firmado en Riad la noche del 18 de febrero, que le valió a los nerazzurri la séptima Supercopa de Italia. Luego una larga serie de errores y despilfarros, en algunos casos con un coste excesivo, como en los deslices ante el Empoli y el Bologna. La vuelta a la portería, además de empujar al Inter en este crucial final de temporada, también sería funcional en términos de renovación y, por qué no, también de ganarse el crédito en el «relevo» con Lukaku.



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