Inter, 10 goles en 5 amistosos: Inzaghi tiene una semana para cerrar el hueco en defensa

La dura eliminatoria ante el Villarreal da la voz de alarma: sin portería a cero en los test de verano y solo un triunfo ante el Lugano. El entrenador aún tiene que encontrar la plaza

A menos de una semana del debut en Liga, el nuevo Inter de Inzaghi se muestra frágil. Así lo dicen los resultados de las cinco pruebas realizadas, en las que los nerazzurri han recogido un solo éxito sin poder nunca mantener la portería a cero. Pero sobre todo lo dicen los diez goles encajados, es decir, ocho más que el pasado verano a pesar de una defensa prácticamente inalterada. Si la cifra todavía no justifica un particular alarmismo, porque aún son amistosos de verano, Inzaghi no puede dormir tranquilo pensando en el viaje a Lecce previsto en apenas seis días. También porque la fragilidad defensiva no parece un problema exclusivo de la mochila, sino de una estructura general que genera desequilibrios incluso en el mediocampo. La solución debe encontrarse rápidamente para evitar falsos comienzos en la liga.

CAÍDAS COLECTIVAS

Los cuatro goles marcados por el Villarreal el sábado por la noche deben ser examinados cuidadosamente para comprender cómo corregir las diversas fallas que surgieron en la fase de no posesión. En Pescara quedó claro que los goles ante Lugano, Mónaco, Lens y Lyon no fueron sólo fruto de la casualidad o de errores individuales. No se trata de señalar con el dedo a la defensa y ni siquiera a Handanovic, aunque sea cómplice sobre todo del tercer gol de los españoles. La dinámica de los goles recibidos el sábado por la noche involucra a toda la tropa, desde el centro del campo hasta el exterior, tanto que (como sucedió en ocasiones también contra el Mónaco y el Lyon) los nerazzurri han fallado en casi todos los intentos de embestida del oponente. Se perdió la presión necesaria en los últimos 15 metros, así como falta de claridad en la fase de armado, por no hablar de los automatismos y las distancias entre los departamentos sistemáticamente puestas en crisis por los reinicios contrarios. La falta de brillantez de un De Vrij todavía incierto y de un Bastoni todavía abarrotado hicieron el resto, a lo que se sumó la mala velada de Asllani.

SALDO QUERIDO

El objetivo de Inzaghi desde el primer día de preparación era dar una impronta aún más ofensiva al equipo, consciente del riesgo de encontrarse con una manta demasiado corta. Por eso, al fin y al cabo, ya se habían tenido en cuenta las dificultades reveladas por el Inter en las cinco pruebas realizadas hasta el momento. Lo que quizás no había previsto el técnico era la facilidad con la que los rivales consiguen poner en picada a la defensa, tanto en las calles centrales como en los laterales. El centro del campo no logra hacer filtro y las distancias entre los departamentos suelen ser una invitación de boda para las incursiones del rival de turno. Si ante los franceses pudo valer el alivio de una preparación iniciada dos semanas después, no hay justificaciones plausibles para las rachas protagonizadas ante el Villarreal, que tiene exactamente el mismo trabajo en las piernas que los nerazzurri. Obviamente, la asimilación de los nuevos mecanismos y la armonía en la cancha aún necesitan tiempo, que el Inter no tiene. Los seis días de trabajo que quedan antes de que se levante el telón de la temporada no son muchos, pero se convierten en imprescindibles para corregir los defectos del sistema señalados hasta el momento. Inzaghi lo sabe y ahora necesita encontrar el equipo adecuado, aunque sea a costa de intensificar su trabajo en el campo con especial atención al aspecto táctico. Porque dentro de unos días se pondrá grave e inevitablemente habrá que dar marcha atrás.



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