En un ecosistema cada vez más competitivo y en evolución, los grandes grupos deben afrontar el reto de la innovación para seguir siendo competitivos. Para acelerar sus iniciativas de innovación y abrir nuevos horizontes creativos, cada vez son más los que miran al exterior para reunir nuevas ideas. A esto se le llama innovación abierta, término popularizado en 2003. Por su parte, las start-ups se caracterizan por su agilidad, dinamismo y capacidad de innovación. Ante esta convergencia de necesidades, las colaboraciones con grandes grupos y start-ups se están generalizando en el territorio.
Este es el caso, por ejemplo, del grupo La Poste que lanzó, en 2015, “French IoT Impact x Technology”, su programa de innovación abierta que lanzó, este jueves 3 de marzo, cuatro “Desafíos de innovación” dirigidos a start-ups.
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En el espacio de 19 años, la innovación abierta se ha generalizado en Francia. Un fenómeno que se ilustra claramente en cifras. Según el barómetro Village by CA y Capgemini, el 86% de las start-ups han trabajado al menos una vez con un grupo numeroso. Francia se sitúa incluso a la cabeza de los rankings en cuanto a colaboración entre start-ups y grandes grupos, con el 92% de sus mayores empresas implicadas en el proceso, según un estudio del fondo de inversión 500 Startups en colaboración con el Institut European Business Administración (INSEAD). Entre estos últimos, podemos mencionar al grupo La Poste que lanzó, el jueves 3 de marzo, la 8ª edición de su concurso francés IoT Impact x Technology. El programa de innovación que colabora con start-ups comprometidas con un digital responsable: es decir, ético, inclusivo, respetuoso con el medio ambiente y al servicio de la transformación de la sociedad. Creado en 2015, el programa de innovación abierta del grupo La Poste puede presumir de apoyar a 300 start-ups hasta la fecha, con una tasa de continuidad de negocio especialmente alta, del 92 %, frente al 80 % de la media nacional (fuente: “Start-ups : las cifras clave del ecosistema a conocer en 2020”, KPMG Pulse). Este año, los candidatos al concurso francés IoT Impact x Technology -abierto a unas quince start-ups según el grupo La Poste- deberán proponer proyectos para afrontar los 4 Desafíos para la transformación de la sociedad definidos por La Poste. Servicios locales, servicios a empresas y profesionales, e-salud, servicios a los territorios: cada uno de estos cuatro desafíos se lleva a cabo en asociación con actores públicos o privados, como Pôle Emploi, CFI Groupe, Malakoff Humanis o el fondo FHF.
La innovación abierta implica muchas ventajas para los grandes grupos. En primer lugar, las empresas emergentes aportan nuevos métodos organizativos y de gestión que constituyen modelos inspiradores de agilidad y capacidad de respuesta para las grandes empresas. De hecho, esta observación les permite adaptarse rápidamente a los cambios en su sector de actividad. El apoyo a las empresas emergentes también refuerza la imagen de dinamismo e innovación de los grandes grupos y mejora su atractivo.
Las empresas emergentes también tienen mucho interés en trabajar junto a un grupo grande. Sujetas a una alta “tasa de mortalidad”, las empresas emergentes suelen necesitar apoyo financiero, comercial o incluso estratégico que las grandes organizaciones pueden proporcionar. Además, una start-up que se incorpora al ecosistema de un gran grupo ve ampliada su visibilidad y su imagen más creíble. Esta asociación es también un impulso de marketing. Finalmente, las empresas emergentes tienen la posibilidad de entablar relaciones con clientes y socios comerciales de grandes grupos. Tantos beneficios recíprocos que fomentan el desarrollo de estos ecosistemas win-win para todos los jugadores.