Mohamed (34) lleva apenas seis meses trabajando como bombero y conductor de ambulancias, pero ya ha vivido la noche más dura de sus inicios. En la víspera de Año Nuevo le arrojaron fuegos artificiales, botellas y piedras. Incluso justo después de un intento de reanimación. “Apenas habíamos comunicado la muerte a la familia cuando fuimos atacados”. Lea su escalofriante testimonio aquí.
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