Ahorre inmediatamente el IVA a incluir en la factura (10% para reformas) y la retención en origen del 11% sobre la transferencia bancaria recibida. Y, en una etapa posterior, los impuestos sobre la renta. Tener ante nosotros descuentos fiscales que, especialmente para las segundas viviendas, son más fáciles de igualar que en el pasado; también porque serán diezmados por la nueva trampa de los gastos deducibles. Las empresas activas en el sector de la construcción y sus clientes pronto se encontrarán ante este escenario. Con resultados fácilmente predecibles.
El proyecto de ley de presupuesto, que acaba de llegar al Parlamento, después de años de aparición contundente de la economía no declarada en el sector de la construcción, vuelve a poner de actualidad la cuestión de la economía sumergida. Si en el pasado reciente los niveles de descuentos eran tales que hacían muy fuerte el conflicto de intereses entre las partes involucradas en estas operaciones, ahora la tendencia parece ser la contraria: los descuentos están bajando y es obvio que muchos intentarán seguir caminos alternativos.
Por parte del consumidor, cuando las intervenciones se refieren a segundas residencias, la elección será entre reservar una (baja) deducción a diez años, perder dinero debido a la inflación o aceptar el pequeño descuento inmediato que probablemente se le ofrecerá. Y esta segunda alternativa podría parecer más atractiva. Aunque hay que subrayar que los controles de la Agencia Tributaria tendrán como objetivo evitar un posible retorno a niveles generalizados de evasión. Lo que hace que esta situación sea aún más problemática es el otro endurecimiento, que se refiere al límite a las deducciones impuestas por el presupuesto de 2025.
De cara al futuro, pues, las cosas podrían incluso empeorar, como se desprende claramente del camino definido para las deducciones de vivienda en los próximos años. Aunque no es seguro que estos porcentajes se confirmen, quienes planean intervenciones que podrían superar el año 2026 deben ser conscientes de las próximas reducciones: para la primera vivienda, de hecho, el descuento podría bajar del 50 al 36%, mientras que para la segunda Para los hogares, el recorte podría hacer que el listón sea aún más bajo, del 36 al 30 por ciento.
La disminución de los porcentajes de prestaciones se cruza entonces con los nuevos umbrales de gastos máximos deducibles. Es cierto que, a diferencia de las primeras hipótesis que circulan, los límites de ingresos a partir de los cuales se activan las reducciones se han fijado en más de 75 mil euros. Pero las nuevas cestas nunca superarán los 14 mil euros para rentas de hasta 100 mil euros y los 8 mil euros para las superiores. Naturalmente, estos son los dos picos en presencia de familias numerosas, es decir, con más de dos hijos a cargo. Esto sugiere que las bonificaciones de construcción, que se basan en obras y costes enormes, especialmente en caso de mantenimiento o renovación extraordinarios, estarán destinados a ocupar todo o casi todo el techo. También porque, si se lee atentamente el texto del proyecto de ley presupuestaria (artículo 2, apartado 9), los nuevos gastos incurridos a partir de 2025 deberán imputarse en una única cuota del plan de amortización.