Inflación de más del 100 por ciento: ¿quién domará al monstruo argentino en el año electoral 2023?


Por primera vez desde 1991, la inflación argentina vuelve a los tres dígitos. Una sequía histórica amenaza la cosecha y una incipiente crisis bancaria internacional se siente de inmediato en el país sudamericano. No podría ser mucho peor para el presidente de izquierda Alberto Fernández, el hombre que derrotó al presidente de derecha Mauricio Macri hace cuatro años con una historia sobre una Argentina más justa.

En ese momento, los argentinos estaban cansados ​​de la amarga medicina de austeridad del FMI que Macri hizo tragar al país a cambio de un inmenso paquete de emergencia. Además, esa droga no impidió que los precios al consumidor subieran rápidamente. Pero el sucesor de Macri tampoco pudo cambiar el rumbo: este año es el izquierdista Fernández quien espera una paliza cuando los argentinos acudan a las urnas en octubre.

Hasta entonces, el CPI determina el estado de ánimo del electorado. Eso no es una fiesta, sino un indicador económico: el índice de precios al consumidor, o hasta qué punto la vida se está encareciendo. Esta semana, el dato oficial de inflación confirmó lo que los argentinos sabíamos desde hace tiempo: que todo cuesta (en promedio) el doble que hace un año. La alta inflación es más o menos la regla en Argentina, pero esta última cifra trae recuerdos de los oscuros años de hiperinflación de 1989 y 1990, cuando la depreciación de la moneda llegó a los miles.

Monstruo indomable

La inflación es un monstruo argentino que prácticamente ningún político ha domesticado desde la Segunda Guerra Mundial. El dinero se evapora en el bolsillo, lo saben varias generaciones de argentinos, con decenas, centenas o incluso miles de porcentajes por año. La década de 1990 trajo una paz excepcional y de corta duración, pero los precios al consumidor han estado aumentando rápidamente desde este siglo. En las últimas dos décadas poco importó si gobernaron los presidentes de izquierda Néstor Kirchner y luego de su muerte su viuda Cristina Kirchner, o el derechista Macri o el actual de izquierda Fernández (con la Vicepresidenta Kirchner).

Macri se vio obligado a sacar un préstamo de emergencia de 55 mil millones de euros del Fondo Monetario Internacional, el más grande hasta ahora en la historia del FMI. En 2021, el mismo FMI concluyó que el programa no había logrado sus objetivos. A pesar de las estrictas políticas fiscales, el peso se devaluó y la inflación aumentó. “Lo que afectó los ingresos, especialmente los de los pobres”, escribió la organización.

Fernández aplazó inicialmente la devolución de la deuda del FMI y finalmente negoció una reestructuración de los 40.000 millones de euros aún pendientes el año pasado. Pero un año después de ese nuevo acuerdo con el FMI, el flagelo inflacionario no ha hecho más que crecer. Los factores son en parte externos, en los últimos años el país ha sentido los golpes económicos de la pandemia y la guerra rusa.

Una imagen aérea del bosque quemado en la provincia argentina de Corrientes, 14 de marzo de 2023.Imagen AFP

‘Motosierra en el gasto público’

En estos días se sumaron la caída del banco estadounidense Silicon Valley y los problemas en el suizo Credit Suisse. Muchos inversionistas se fueron de Argentina a lugares más seguros. Los precios de las acciones estadounidenses de bancos y empresas argentinas cayeron alrededor de un 10 por ciento y el ‘riesgo país’, un indicador para los inversores, subió a nuevas alturas.

Quizás el mayor desafío para el país sudamericano: fenómeno climático La nina (la niña) ha estado causando escasez de lluvia durante tres años. La sequía afectó este año a los cultivos de maíz, soja y cereales. Eso a su vez se tradujo en un enorme aumento en el precio de la carne y la leche, los principales valores atípicos de la inflación en febrero, dijo el gobierno el jueves. “La tasa de inflación es terriblemente mala”, admitió Gabriela Cerruti, vocera del presidente Fernández. ‘Hay una explicación para esto, pero por supuesto eso no sirve para las personas que tienen que hacer sus compras diarias’.

Se espera que esas personas, argentinos comunes de clase media y baja, den rienda suelta a su frustración en las urnas en octubre. Un forastero enojado parece estar sacando provecho de esa ira: el economista conservador Javier Milei (52), un hombre con una cabellera salvaje y declaraciones aún más salvajes. “Vamos a poner la motosierra en el gasto público”, promete. Entre otras cosas, recortando el número de ministerios, siendo la política para mujeres y minorías la primera en morir. La trumpiana Milei ya supera a Macri y Fernández en las encuestas.



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