Ferrari había solicitado una exención, dado que el daño al coche fue causado por una circunstancia externa. Sin embargo, la FIA explicó que el reglamento está redactado de tal manera que no prevé excepciones.
Es la ley de Murphy: si algo puede empeorar, empeorará. Probarlo en propia piel este viernes en la Fórmula 1 en Las Vegas (jueves en Estados Unidos) es Carlos Sainz. El piloto español, en los primeros entrenamientos libres, pasó por encima de un agujero de hombre que dañó gravemente su coche. Una situación que provocó la interrupción definitiva de la sesión y el aplazamiento del FP2. El paso por la alcantarilla obligó al equipo de Maranello a cambiar la célula de supervivencia, el motor, la batería y la unidad de control del SF-23 de Sainz. En particular, la sustitución del paquete de baterías, con el ferrari que montará la tercera unidad en el monoplaza “55”, supondrá una penalización de 10 puestos en parrilla para el piloto español. De hecho, el número de unidades previstas para este componente por reglamento es de 2 a lo largo de la temporada. La solicitud de exención de Ferrari fue inútil.
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En el documento oficial, los comisarios de carrera confirmaron lo dicho en estas horas, es decir, que los daños en el monoplaza de Sainz se debieron a circunstancias externas y no a una negligencia del equipo o del piloto, más que a un fallo. Sin embargo, la Federación subrayó que el reglamento está redactado de tal manera que no prevé excepciones. Por tanto, el abanderado español de Cavallino se verá obligado a empezar desde atrás, a pesar de la imprevisibilidad e inevitabilidad de lo que le sucedió.