Cuando Huib (87) se alojaba en su chalet en Suiza, se encontró con un Sunbeam Alpine. No pudo ponerse de acuerdo sobre el precio con el vendedor, así que mala suerte. Cuando regresó a Holanda, alguien le remitió al mismo Sunbeam, pero en Groningen. Para sorpresa de Huib, se trataba del coche suizo: “Ahora era mucho más caro, pero tenía que verlo”.
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