Su padre anunció su retiro a fin de año, el Pipita abandona el fútbol sin dejar huellas imborrables, aunque durante unos años estuvo entre los 3-4 más fuertes de su generación, siempre oscilando entre el campeón que nunca fue y el artillero implacable.
El Pipita que en la cancha siempre ha trabajado por sustracción -movimiento para liberarse, remate, gol: eso lo ha hecho a altos niveles durante más de una década- es exactamente el mismo que le dio su padre tras el anuncio de su retiro. en estas horas, se entrega a la historia del fútbol. Por cierto, perdón por la intrusión.