El estreno internacional en cines de la película “Elvis” del director Baz Luman, protagonizada por Tom Hanks y Austin Butler, se centra en el comienzo de la carrera del Rey. Un camionero que mueve la cadera y toca rock ‘n’ roll en los estados del sur. Pero con la nueva saga de Hollywood, el debate sobre la adicción a las pastillas del difunto Elvis vuelve a calentarse.
En el apogeo de su adicción en la década de 1970, se dice que el ícono del rock tomó alrededor de 30 pastillas para dormir y tomó nueve inyecciones de Demerol. Siempre acompañado de anfetaminas, codeína, morfina, diazepam o placidyl.
Su hermanastro David E. Stanley mencionó estos detalles en una entrevista con el tabloide londinense “The Sun”. Stanley trabajó para Elvis como guardaespaldas y tour manager.
“Traté de detenerlo”, dice Stanley. “Una vez me apuntó con un arma y dijo: ‘Vuelve a sacar eso’. Solo le dije: ‘¡Me contrataste para protegerte!’”.
Al final, nadie resultó herido. Pero con este gesto de revólver, Elvis quería demostrar que el consumo dramático de pastillas era decisión suya, que no quería que nadie se lo prohibiera. “Elvis nos amaba. Pero se volvió severamente adicto y no podía salir de él”, dice Stanley. “Le gustó el efecto del material y finalmente no pudo parar. Le costó la vida”.
Se dice que el ataque con armas tuvo lugar antes de un espectáculo en la Universidad Estatal de Luisiana (LSU), cuando Stanley no pudo quitarse la estrella de la cabeza y, en cambio, arrojó el tubo de píldoras de su jefe en su cama.
“Nunca he visto a nadie tan adicto como mi hermano”
“Fui a su habitación y le dije: ‘Es hora de levantarse, jefe. Tienes que salir. Simplemente dijo: ‘¡Lo que necesito es mi medicación!’ Solo respondí: ‘¿Te gusta este?’ – y tomó uno de los frascos de pastillas y lo arrojó sobre la cama”.
Elvis luego se levantó y buscó a tientas su arma. “No es tu trabajo”. Elvis agitó el arma y apuntó a la cabeza del cuidador. “Nunca he visto a nadie tan adicto como mi hermano”.
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