Después de haber consolado a Ayelet y un cohete sobrevolarlo, se refugian en una parada de autobús de hormigón con los demás voluntarios en el cementerio. Se podría pensar que una situación así crearía mucha incertidumbre, pero también ocurre lo contrario, observó. «En esa parada de autobús, la gente comenzó espontáneamente a cantar y aplaudir. Una situación conmovedora, y mientras el peligro acecha. De esta manera intentan irradiar fuerza juntos. En Israel la diferencia en las creencias religiosas es grande, pero en esta guerra los musulmanes y los judíos en Israel son una gran familia. Simplemente lo sientes».
Por el momento, el residente de Emmen no sabe cuándo podrá regresar a Holanda. «Eso depende de cuándo los Países Bajos se atreven a enviar aviones en esa dirección», afirma. «Si la situación aquí empeora, aumentarán las posibilidades de que no haya vuelos», teme Lubbers. ¿Cómo terminará todo? No se atreve a decirlo. «En cualquier caso, no noto ningún temor por parte de Israel. Sin duda lucharán contra Hamás hasta que desaparezca el terrorismo».