Hace treinta años la Roubaix que cambió la vida de Ballerini, burlada hasta el último metro

Era el 11 de abril de 1993: a Franco le hubiera gustado dedicar la victoria a su padre, que acababa de fallecer. En cambio, Duclos-Lassalle lo engañó en el sprint, aunque su carrera cambiaría ese mismo día.

Aquella vez, hace treinta años, Ballerini se decidió a ganar su primera Roubaix para dedicársela a su padre ya su hijo. Su padre vendía barcos desde hacía treinta años, incluso trabajaba los domingos. Cuando finalmente se jubiló, volvió a su primer amor, la bicicleta. Franco, su hijo, le había regalado una bicicleta de montaña, y él también había ido a hacerse un chequeo físico.



ttn-es-14