¿Ha vuelto la defensa de tres hombres? Así jugaría el Nápoles de Mazzarri

La configuración favorita es la que tiene tres defensores y un mediocampo con dos extremos atacantes. ¿Será revolución o transición gradual?

Salvatore Malfitano

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Diez años después es realmente mucho tiempo. Entonces en el fútbol no se habla de eso. Walter Mazzarri reencuentra el Napoli, combinación que hizo soñar a la ciudad. En aquel momento tenía un equipo preparado para posicionarse con una defensa de tres hombres, con los laterales y dos rematadores libres para inventar detrás de un centrocampista ofensivo. La plantilla actual, sin embargo, es muy diferente. En la práctica, fue el último entrenador en construir la identidad de los azzurri en torno a esta formación, que oscilaba entre el 3-4-2-1 y el 3-5-2. Todos los que se han sucedido en el banquillo siempre han optado por la línea defensiva de cuatro y dos extremos ofensivos para apoyar a uno o dos delanteros. En particular, la formación favorita de De Laurentiis es el 4-3-3, hasta el punto de elegir al entrenador el pasado verano basándose en la continuidad táctica.

opciones

Los primeros días, por tanto, serán de total reflexión. Al no poder contar con la mejor mitad del grupo, ocupada con las selecciones, Mazzarri tendrá que reflexionar si emprender inmediatamente un nuevo camino o intentar insertar sus ideas en el camino de la continuidad. El 4-3-3 que podría proponer seguramente no sería diferente en los hombres, al fin y al cabo los titulares también fueron identificados por Rudi García sin demasiado esfuerzo. En cambio, es más tentador diseñar al Napoli con una configuración diferente. La hipotética defensa de tres estaría compuesta por Ostigard, Rrahmani y Natan. Di Lorenzo seguramente sería el extremo por la derecha, mientras que Olivera podría encontrar espacio por la izquierda; en el centro Anguissa y Lobotka. Para el tridente atacante, Osimhen es inamovible. En ese momento el entrenador puede estudiar dos soluciones: dos creadores de juego como Zielinski y Raspadori o dos extremos con Kvaratkshelia y Politano.

Chispa – chispear

Muchos principios de juego de aquel Nápoles podrían volver a estar vigentes, como una presión que no parte en la fase de construcción inicial para castigar en la reanudación, teniendo además jugadores habilidosos como el nigeriano en espacios amplios. Mazzarri había practicado previamente con esmero la búsqueda de la superioridad en la zona del balón para facilitar las transiciones. El ritmo y la intensidad eran fundamentales para jugar ese tipo de juego, probablemente replicable sólo si existía la garantía de una aplicación consciente y sabia en la fase defensiva. Este es un aspecto en el que el entrenador puede tener que trabajar más de lo previsto. Pero le bastaría con reavivar esa chispa para encender primero a los jugadores. Y en esto, en Nápoles, pocos han podido hacerlo como él.







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