Cerca de la isla danesa de Bornholm, una delegación de Greenpeace tomará muestras del fondo marino con un barco, botes de goma y un dron submarino. Primero tienen que ser probados para residuos de armas químicas, y luego en el laboratorio para explosivos.
En el fondo del Mar Báltico, hay municiones que datan de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo es determinar si han sido desprendidos por explosiones y filtrados al agua. “Además, se investigará si todavía se escapa gas metano del oleoducto destruido y qué efecto ha tenido la fuga”, añadió Greenpeace.
Después de las explosiones cerca de Bornholm en septiembre, se descubrieron fugas tanto en Nord Stream 1 como en 2: dos en el área danesa y dos en la sueca. Según los investigadores suecos, se trata de un sabotaje grave. La OTAN y la UE también lo asumen.
Según un portavoz de Greenpeace, los activistas no necesitan permisos para las investigaciones. Hasta el momento no se ha recibido respuesta por parte de las autoridades correspondientes.