En total, alrededor de 1.400 kilómetros de terraplenes ferroviarios en los Países Bajos no cumplen las normas de seguridad. “Los diques ferroviarios más vulnerables, es decir, las zonas elevadas sobre las que descansan los raíles, se encuentran en Randstad, el norte de los Países Bajos y Zelanda”, escribe el periódico Volkskrant. “En estas regiones, el subsuelo se compone principalmente de arcilla y/o turba, que es menos firme que la arena”.