La escasez de Sabril, la droga que atenúa los ataques epilépticos, significó en nuestro país semanas de insomnio para la Antwerp Cozette (2) y sus padres. Gracias a una llamada en nuestro periódico, mamá Debbie (36) pudo hacerse con algunas cajas más: “Estamos muy agradecidos, pero también nos preguntamos si tendremos que volver a vivir esta pesadilla”. Le hacemos la pregunta a la agencia gubernamental competente y al productor Sanofi: “Nuestra ley no dice en ninguna parte que deben informar una razón del desabastecimiento”.
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