Siempre el titular cuando esté disponible, el máximo ya igualado de los cinco goles de temporada y la candidatura como referente del grupo. Su ansiado crecimiento anima y a la vez ahuyenta la renovación
Los goles ayudan a cristalizar las sensaciones y en la percepción de una actuación añaden el turbo. El quinto gol de la temporada de Adrien Rabiot en blanco y negro, el que abrió el derbi de Italia del Estadio, con un peso específico incluso superior a los dobletes marcados en Empoli y Maccabi Haifa, tuvo el efecto de llevar la narrativa al Francés incluso en pistas de liderazgo, inimaginable en la cuarta temporada de altibajos y grandes discusiones en el seguimiento Juventus, ligado al potencial expresado solo de forma intermitente con respecto a las expectativas dictadas por el alto nivel salarial. Ciertamente es un Rabiot imprescindible el que Allegri regala a Didier Deschamps para el Mundial: imprescindible hoy en Juventus y en Qatar también para Francia llamada a defender el título de vigente campeón en una mediana huérfana de Kanté y Pogba, de la que ‘el Duca’ se convierte en referencia obligada.