Giusi Ferré, el recuerdo de Danda Santini


quando empecé a trabajar, un mediados de los ochenta, Giusi Ferré ya era Giusi Ferré. Una marca de referencia de moda y vestuario, donde es fácil ser banal y difícil encontrar las relaciones entre la ropa y la sociedad. Pero anudó hilos finos y brillantes que ayudaron a comprender que el largo de una falda no era sólo cuestión de dobladillos.

Ella era la preciosa colaboradora de la revista mensual donde yo era pasante, y no podía creer que tuve el privilegio de leer sus piezas entre las primeras. Llegaron muy puntuales en tiempo, perfectos en extensión, muy claros en contenido. Siempre esclarecedor. Incluso ingenioso.

Luego me contrataron en Rizzoli, donde ella era la brillante pluma del semanario el Europeo, y allí, por fin, asocié su fregona impertinente con la risa fácil y estridente. Siempre lo he leído, en todos sus movimientos en los diarios más importantes de la editorial, hasta a la invención de la columna más popular de IODwoman, Touch of class y Banana peel, que abre nuestro periódico con gracia e ironía.

(Foto de Vittorio Zunino Celotto / Getty Images)

Ser el árbitro del gusto no es tarea de todos. Giusi sabía cómo ser agudo, pero a la ligera. Podría haber sido tranchant, pero con ropa. Nunca con quien las llevara puestas.

Cuando llegué a iODonna también descubrí el placer de conversar con Giusi: era siempre entusiasta, cada propuesta la intrigaba, bastaba con ofrecerle una idea y sus ojos móviles y claros se iluminaban y entendías que ya le sonaban en la mente las palabras adecuadas para la pieza. Eso hubiera tenido la su inimitable toque de clase.

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