Una retinopatía le quitó la vista al deportista italiano, pero no las fuerzas para vivir. Entonces se arrojó al agua clorada, saliendo más fuerte: entre los Juegos Paralímpicos de Tokio y París ganó diez medallas
El poder contagioso de compartir. Es el sentimiento más vivo que queda impreso tras el encuentro con Carlotta Gilli, nadadora de 23 años, que ganó cinco sensacionales medallas en los Juegos Paralímpicos de París, dos de las cuales fueron de oro: un bis de los cinco podios en Tokio 2021. con familiares, amigos, adversarios. Y con los pequeños fans que aprovechan cada momento, entre un disparo y otro, en su piscina del Rari Nantes Torino, para pedirle un autógrafo. Carlotta encarna la franqueza de los valores que le han enseñado la vida y el deporte, y la férrea determinación de un atleta ganador. A los 6 años le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt, una retinopatía degenerativa, que poco a poco le hizo perder la vista desde diez décimas hasta la décima actual. La vida puede desviarse, pero Carlotta siguió recto hacia su sueño. Un fenómeno polivalente: diez récords del mundo, seis en piscina larga, cuatro en piscina corta (si te lo preguntas, es imposible hacer un ranking), diferentes distancias y estilos (sí, en este caso sí, los favoritos son los 100 mariposa y los 200 combinados). Carlotta es un ejemplo de autenticidad, capaz de devolver al mundo deportivo y social el modelo de su trayectoria vital.