Gattuso entre caídas y subidas: tan tenaz como entrenador como lo fue como jugador…


Ringhio vuelve a partir de Croacia y Hajduk Split, después de las últimas temporadas muy complejas: ¿era el momento adecuado?

Hay que reconocer la extraordinaria capacidad de Rino Gattuso para reinventarse una vez más. Levantarse después de una caída, volver al juego después de un fracaso, intentar encontrar de nuevo el camino después de haberlo perdido, como les sucede a muchos que hacen su trabajo. El fichaje por el Hajduk Split – con un contrato de dos años – viene a confirmar esta tenacidad invencible, que era – cuando jugaba – y es hoy – cuando entrena – su principal característica, su firma estilística, se podría decir existencial. Sólo quien tropieza aprende poco a poco a recuperar el equilibrio, es necesario partir de aquí para reconectar el hilo de una historia, la suya, como entrenador, que – como recordarán – empezó bien y luego se deshilachó, entre malos Opciones y prisas, tal vez un poco de presunción, ciertamente una dificultad que surgió poco a poco, etapa tras etapa, de España a Francia, de Valencia a Marsella. Abrumado por un destino insólito que le pilló desprevenido, Gennaro Gattuso, alias Ringhio, de cuarenta y ocho años, intenta obstinadamente volver a dar sentido a su carrera como entrenador. Y es bueno. «El fútbol necesita un alma y eso es lo que nos falta», afirmó al finalizar su experiencia en el banquillo en Marsella, subrayando una vez más esa prerrogativa fundamental en su idea del fútbol.



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