Gas y geopolítica, la “diplomacia energética” de Draghi y futuros partidos


No estaba en la agenda del gobierno, ya llena de compromisos entre el PNRR y post-covid. Pero la guerra en Ucrania y la ruptura de cualquier posible cooperación futura con Rusia ha lanzado una nueva era energética para Italia (y más allá). Siempre centrado en los fósiles, dadas las urgencias que la transición ecológica ciertamente no puede cubrir. Alejarse (poco a poco) de Rusia y cada vez más diversificación de las cuotas de suministro. Argelia y Libia a la cabeza, por tanto, junto con un aumento del trabajo con países que ya suministran gas y la llegada de nuevos interlocutores.

Hace un mes la misión de Di Maio en Qatar con Eni

Con el acuerdo de Argel, Draghi inicia una estrecha “diplomacia energética”, que pronto lo llevará a la República del Congo -donde Eni está presente desde hace años, en Pointe-Noire- y luego a Angola y posteriormente a Mozambique, los dos primeros Colonias portuguesas ricas en depósitos naturales, incluso en alta mar. Es posible que la gira africana también incluyera Nigeria, donde está presente desde 1962, cuando se estableció la Nigerian Agip Oil Company (NAOC). Todos países inmersos en esa África donde China lleva años penetrando y que quizás a estas alturas podría sufrir de marginación. Hace un mes, el canciller Luigi Di Maio realizó una misión a Doha, la capital de Qatar, para fortalecer la asociación bilateral, especialmente en el campo de la energía, también a la luz de la evolución del conflicto ruso-ucraniano. El CEO de Eni, Claudio Descalzi, también participó en la misión.

El nuevo tablero geopolítico del Mediterráneo

La guerra de agresión de Rusia en Ucrania, además de causar tragedias humanas irreparables, devastar un país y lanzar a un continente entero a la guerra, obligó a todos los gobiernos a reescribir sus agendas desde cero. Y Draghi, llamado a gestionar la emergencia del Covid y orientar su salida progresiva, debe encaminar ahora casi todo hacia la emergencia energética, el aumento del gasto militar y una economía que corre el riesgo de pasar en unos meses de un crecimiento espectacular a una recesión técnica. He aquí, entonces, que la “diplomacia energética”, bien gestionada, puede convertirse en vehículo de alianzas a largo plazo que llevarán a Italia a ser decisiva en el futuro, especialmente en Europa. El diálogo con Argelia y Qatar no es una conclusión inevitable, especialmente en el Medio Oriente, especialmente a la luz de las relaciones con Moscú y Damasco. El tablero de ajedrez se está rediseñando e Italia, en el centro del cuadrante mediterráneo, realmente puede desempeñar un papel.



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