Gabbia devuelve la vida al Milán tras seis derrotas en el derbi. El Inter decepciona, Fonseca está a salvo


Pulisic y Dimarco marcaron en la primera parte, luego el más aficionado del Milan saltó sobre Frattesi y decidió. Victoria merecida: el técnico portugués se relanza

Periodista

22 de septiembre de 2024 (modificado a las 23:09) – MILÁN

Entre Pensilvania y Busto Arsizio hay un océano, el Mediterráneo, varias islas y dos maneras de estar tan distantes como los dos polos del mundo, pero el derbi unió los puntos y eliminó las distancias. Cuando ganas, todos son iguales y sonríen. El Milan vuelve a ganar el derbi después de seis derrotas seguidas gracias a Christian Pulisic y Matteo Gabbia, capaces de superar a los campeones italianos y romper la maldición: 2-1 al equipo de Inzaghi, lejos de ser agresivo como en salidas anteriores. Fonseca ríe y respira: ha alcanzado a sus primos en el ranking. El derbi fue el último recurso, pero la impresión es que seguirá caminando por la orilla un rato más. Fue su mejor carrera hasta el momento. Sorprendió al Inter con un planteamiento agresivo, cortando claramente el hilo del pasado, esos goles en los primeros 21 minutos que habían minado a Pioli en más de una ocasión.

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El once hiperofensivo de Fonseca despega al cabo de un par de minutos. El tándem Abraham-Morata en la delantera no es más que la punta de lanza de un 4-2-4 con dos extremos, Fofana en el medio como dique y un Reijnders de doble cara, en parte creador de juego y en parte asaltante. Una de las claves del partido. El Inter, sorprendido por la puesta en escena del rival, empezó a recibir los primeros ataques con el paso de los minutos: un doble regate del holandés en el minuto 4, una salida limpia de Theo entre dos rivales en el minuto 5 y un zurdazo. de Morata desviado a córner por Sommer (6′). Todo esto mientras Inzaghi, sin chaqueta ya después de dos minutos, saluda desde la banda tratando de encontrar una plaza con los extremos. En el primer cuarto de hora no lo tienen la vida fácil. Fonseca construye dos jaulas laterales a lo largo de las calles del Inter para limitar las fuentes de juego. Theo, Leao y Reijnders a la izquierda. Emerson, Pulisic y Fofana por la derecha. Barella y Mkhitaryan, de hecho, se ven obligados a agacharse, dejando a Lautaro la tarea de iniciar la acción con los primeros toques y bancos.

los dos objetivos

Los dos anillos de la primera mitad son el espejo de diferentes filosofías. El gol del Milan, que llegó en el minuto 10, es un homenaje al gesto técnico individual, mientras que el empate nerazzurri es el triunfo del colectivo. Los líderes son Christian Pulisic y Federico Dimarco. El primero roba el balón de los pies de Mkhitaryan, se lanza de cabeza hacia el centro de Acerbi y Pavard y luego pica a Sommer con un fácil toque con la derecha. Pulisic marca su tercer gol del campeonato y lo celebra a su manera, como si quisiera decir “¿ves, sí?”. La jornada del primer derbi milanés entre dos propiedades estadounidenses sólo pudo marcar a un chico de Pensilvania. Dimarco llevó el desafío a sus orígenes con su segundo gol en un derbi tras el de la Supercopa. El primero en San Siro. En el minuto 27 recibe una buena asistencia de Lautaro y golpea a Maignan con un zurdazo raso (Emerson lo hace mal, se desvía y deja libre al lateral). Una acción iniciada por Sommer, continuada por Dumfries y Barella y finalizada por el chico de Porta Romana. Seis pases, una apertura de banda a banda y un zurdazo al córner.

jaula decisiva

Los equipos se van desgastando con el paso de los minutos en beneficio del espectáculo, pero la construcción sigue enfocada. El Inter confía en la zurda de Dimarco para crear juego y, de hecho, en el minuto 50 casi acierta con cuatro primeros pases (el deslizamiento de Gabbia fue decisivo). El Milan, en cambio, es un ataque continuo al contraataque. Los rossoneri lo hicieron mejor: en el minuto 66 Leao entró en el área y pasó el balón a Reijnders, que desafió a Sommer desde la frontal. Un par de minutos después Mariani le pita penalti al Milan, pero el VAR arregla: el toque de Lautaro es con el hombro. El Inter juega el último cuarto de hora con un centro del campo 2.0 – Zielinski, Asllani, Frattesi – pero no hay filtro en el medio y los nerazzurri se desmoronan. Las ocasiones más sensacionales caen en los pies de Leao y Abraham. El primero patea a Sommer, el segundo al borde del poste. El Milán avanza una y otra vez, levanta la cabeza y explota los flancos. El Inter sufre físicamente y cae cada vez más atrás. El resultado ya estaba previsto: en el minuto 89, tras un tiro libre de Reijnders, Gabbia emerge repentinamente por encima de Frattesi y marca el gol de la liberación. El destino quiso que el primer derbi “made in USA” de la historia de Milán lo decidiera un niño nacido y criado en Milán. Al final del partido el equipo canta bajo el sur. Nadie abuchea, nadie protesta. Fonseca predicó la serenidad. Lo consiguió y se lo merecía.





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