Futuron en Emmen: el parque de atracciones del futuro que no tenía futuro

Aerodeslizadores, una mini vuelta al mundo a través de un climatrón, caminan sobre la luna. Pero también vivir, trabajar y viajar en el futuro. O mejor dicho: el año 2000. Todos formaban parte de Futuron, un parque de atracciones futurista que se iba a construir en los años 70 al noreste de Emmen. Tenía que atraer multitudes (inter)nacionales. Pero al final resultó que precisamente aquello en lo que se centraba el parque no tenía futuro: un futuro.

Las aspas de los molinos de viento del Energiepark Pottendijk giran perezosamente, mientras los coches de la N391 corren descuidadamente hacia Emmen y Ter Apel. A lo lejos se ven los contornos del polideportivo ruidoso de Pottendijk, con su circuito de carreras y su pabellón de tiro. Al otro lado de la carretera se encuentra el pozo de arena De Boer.

La región es mejor conocida por las obras de arte paisajísticas de Broken Circle/Spiral Hill. Ahora la única atracción de la zona. Pero hace más de medio siglo, las ambiciones de esta zona en materia de recreación eran altísimas. Alguna vez fue el lugar previsto para Futuron y una gran área recreativa con un lago para navegar.

La idea surgió de un grupo de comerciantes que presentaron el plan con gran fanfarria en 1969. Sin duda fue ambicioso. Futuron cubriría 40 hectáreas y se construiría en fases entre 1970 y 1980. Los costes totales ascendieron a 40 millones de euros, pero crearían 200 puestos de trabajo. Los empresarios vieron que Emmen estaba experimentando un crecimiento considerable, junto con una fuerte migración desde Randstad y otras partes de los Países Bajos. Es lógico que la necesidad de más instalaciones recreativas crezca cada vez más.

Los habitantes de Emmen recurren al diseñador Robbert Das de Aerdenhout, en el norte de Holanda, quien da rienda suelta a su imaginación y sus ideas visionarias. Dassen puso por escrito un plan espectacular, con el que los empresarios se dirigieron a los medios y a los gobiernos a principios del 69. «Al desarrollar este plan por fases, todavía queda una gran sensación de realidad», afirman en el folleto elaborado por Dassen. No se limitará a interminables «planificaciones y reuniones» como ocurre con iniciativas comparables, aseguran.

Además de diversas atracciones, las industrias y empresas del norte también tendrán la oportunidad de instalar pabellones con exposiciones permanentes. Esto les permite mostrar al público sus propios y últimos desarrollos. Por supuesto, esta configuración también es un trampolín para que las mismas empresas patrocinen el parque. Los visitantes se enfrentarían a ideas sobre la vida, el trabajo, la comunicación y el ocio «que rayan en la ciencia ficción», según el estruendoso texto del folleto: «Una primicia mundial que atraerá la atención internacional».



ttn-es-41