Francia es un espectáculo: 4-1 a Australia con goles de "italianos"

Los australianos marcaron inmediatamente con Goodwin, luego Les Bleus se desató: el centrocampista de la Juve empató y sirvió al jugador del Milan con la asistencia para poner el 2-1. En la segunda parte Mbappé y Giroud de nuevo

Esta vez se aplica la ley del más fuerte. Francia logra disipar las nubes que han acompañado a los vigentes campeones de los últimos tres mundiales, todos eliminados en la fase de grupos. Así empieza, al fin y al cabo, cuando la tensión es tan fuerte que aprisiona al talento en un vicio y hace que los obstáculos sean más grandes de lo que son. Es lo que le ocurre en los primeros veinticinco minutos a la selección de Deschamps, que incluso cae a los nueve minutos de partido. Rabiot lidera la remontada, anotando el primer gol de la Serie A en este torneo y ayudando a Giroud a anular el resultado. Al final será un doblete para el jugador del Milán, que engancha a Henry en el ranking histórico de goleadores de selecciones (51). Australia, por otro lado, tiene limitaciones obvias, cerrando filas con la esperanza de asustar a Les Les Bleuses, pero una vez que la moral está desgastada, no ofrece una oposición adecuada.

TRACCIÓN DELANTERA

Las intenciones de Deschamps son claras de inmediato, con cuatro delanteros en el campo: Mbappé y Dembélé para actuar en las bandas, Giroud como referencia central y Griezmann libre para moverse por el campo. Australia responde con una sólida formación 4-5-1, con Mooy al mando de las operaciones en el medio del campo y Duke aislado al frente para luchar contra Konaté y Upamecano. El espectro de la maldición toma forma en el minuto 9, cuando Leckie saca de una enfilada a Lucas Hernández y propone un balón a la altura del área chica que bordea la defensa, con Goodwin bueno rematando al segundo palo y colocando bajo el travesaño. La mala noticia es doble para Francia, porque en la antesala de Leckie el extremo del Bayern de Múnich se lesiona la rodilla y se ve obligado a ceder el paso a su hermano Theo. Los rossoneri entran bien en el partido, pero cometen un grave error: un mal apoyo suyo arma desde lejos el pie derecho de Duke, que roza el poste por la izquierda de Lloris (22′).

EL REGRESO

Les Bleus parecen tener pocas ideas, se apoyan sin una construcción elaborada en las bengalas de las alas, que van a una velocidad diferente a la de los goleadores, especialmente Mbappé. De hecho, el empate es episódico y llega en desarrollo de un saque de esquina. Theo Hernández recoge el trocar y centra, encuentra la cabeza de Rabiot y recupera el equilibrio en el minuto 27. La formación de Deschamps aprovecha el impulso y sube la presión. Rabiot intuye las dificultades de McGree en una jugada complicada desde abajo y se le adelanta, luego triangula con Mbappé y sirve a Giroud, al que sólo le queda empujar a la red: en el 32′ la remontada está pues servida. En el final de la primera parte, Francia también tendría disponible el tiro del probable nocaut, pero la volea a unos pasos del atacante del PSG acaba alta. Irvine atrapa el ángulo correcto en la recuperación, pero el riesgo de insulto se disuelve en el poste con Lloris inmóvil.

PÓKER

El miedo sacude a Francia, que inicia su recuperación asediando a Australia. Giroud intenta una tijera en el centro de Theo, luego un cierre providencial de Rowles evita que Mbappé patee sin ser molestado frente a Ryan. Mientras tanto Arnold cambia de delantero centro, manda a Cummings por Duke pero la historia no cambia. De hecho, se pone peor. Hernández está furioso por la izquierda, su taco lleva a Griezmann a rematar desde la frontal pero Behich reemplaza al portero y empuja hacia atrás en la línea. Es sólo el preludio del uno-dos que llega unos instantes después: Dembélé sube a Mbappé, que se destaca entre los dos centrales rivales y firma el 3-1 (68′). Los Bleus no dejaron ni tiempo de reaccionar a los australianos, dos minutos después Giroud se imponía en la jugada aérea sobre un centro del jugador parisino y firmaba el póquer. Poco antes del nonagésimo Ryan evita una peor pasiva, zambulléndose sobre el cabezazo de Konaté. Pero el partido, durante mucho tiempo, no había tenido mucho más que decir.



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