La victoria del Leipzig, conseguida con 10 hombres y superando un gol de desventaja, hizo que la afición de la Juventus redescubriera un sentimiento que se había perdido recientemente: el deseo de no rendirse nunca que había caracterizado los años de los nueve campeonatos.
Hasta el final. No es sólo el coro que acompaña los triunfos de la Juve durante los últimos veinte años, que luego se convirtió en el lema oficial, sino también un estilo de vida. Nunca rendirse, hasta el último minuto es lo que la afición de la Juventus siempre ha pedido a sus jugadores en el campo y que, sin embargo, desde hace un tiempo ya no están acostumbrados a ver. Desde la destitución de Milik ante el Empoli en febrero (y la posterior derrota ante el Inter), la Juve parecía casi resignada a su suerte, sin puntos destacados y con un equipo que parecía vacío de carácter y de objetivos. Y algunos, después de los tres 0-0 seguidos en Liga contra Roma, Empoli y Nápoles, temían que la música tampoco hubiera cambiado este año.