Federvolley blinda a Egonu y a la selección

Paola y el voleibol femenino italiano son patrimonio de nuestro país. A partir de esta medalla de bronce se puede abrir una nueva página

La selección italiana de voleibol femenino, uno de los movimientos “rosas” más importantes de nuestro país, y Paola Egonu son una herencia del deporte italiano y por eso debemos hacer todo lo posible para defenderlos. Eso sí, tienen que ayudarse a sí mismos y en ocasiones consiguen deslizarse en callejones sin salida de los que es casi imposible recuperarlos.

Acaban de ganar una medalla más, un bronce en la Copa del Mundo, que para el deporte italiano no es nada (en realidad), ciertamente tenían la fuerza y ​​la capacidad para hacer más: habían ido a Holanda por la medalla de oro, estaban predestinados a ese lugar en el podio y en cambio una derrota con Brasil los condenó a “conformarse” con el bronce.

Un nuevo capítulo

Paola es una de las más grandes deportistas que ha tenido este deporte y su fuerza es planetaria, siempre se le pide lo mejor y esto puede llegar a ser estresante para una chica que ha “sufrido” para llegar a donde está. No es una heroína, no es una mártir, pero sigue siendo una chica de 23 años y en el arrebato que tuvo tras el partido que ganó con Estados Unidos se ve todo su “sufrimiento” humano y quizás también la fragilidad que hay detrás.un gran carácter deportivo. Y la frase confiada a los micrófonos de televisión: “Me voy de la selección, espero recapacitar”, da fe de todas las dificultades. Una gran campeona sigue siendo ante todo una mujer (niña), incluso si comete errores deportivos o no acepta las reglas del grupo. La dificultad y destreza de la federación de voleibol debe ser también la de saber gestionar los momentos de tensión que la gran popularidad le reporta a una deportista como Paola Egonu. Cuando entras en las casas de millones de italianos durante muchos días seguidos, cuando conquistas las portadas de los principales periódicos nacionales, es normal que, además de la popularidad, te diseccionen, juzguen y peinen. Con mayor razón en la era de las redes sociales, la capacidad de un gran campeón y una federación 4.0 es tomar la parte buena de esta popularidad y contener la parte negativa. Es claro que la sentencia de Paola con su abogado dejó dudas, también parecía que había una hipótesis de episodios de racismo en su contra, que todos han negado. Pero algunos pasajes permanecen algo oscuros. A partir de esta medalla de bronce y de este “caso” debe comenzar una nueva página en la Italia del voleibol, un deporte cada vez más de familias italianas, y por supuesto de Paola Egonu, a quien ahora le espera una nueva aventura en Turquía. La afición italiana lo espera en la selección en las próximas temporadas y en los Juegos Olímpicos, convencida de que las tensiones de este Mundial forman parte de un camino de crecimiento fisiológico para un atleta fuerte cuando se vuelve “tan” famoso.



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