«Faltó rigor, no valor»: el Olimpico agradece a la Roma. Cori pro Mou, insultos a Taylor

Tras la derrota en la Europa League, la Curva Sud ha querido rendir homenaje al equipo con cánticos y pancartas antes del partido ante el Spezia

Cuatro días después de la derrota en Budapest, la Roma recibe el homenaje de su gente en el Olímpico. Antes y durante el partido ante el Spezia, disputado ante 62.000 espectadores, el equipo de Mourinho recogió el abrazo del estadio del Foro Itálico pese a la enorme decepción que le causó la final de la Europa League perdida por penaltis ante el Sevilla. De hecho, más allá del resultado, los hombres de la uno especial ellos siguen siendo los protagonistas de un paseo que quedará grabado para siempre en el corazón y la mente de los aficionados, como lo demuestran los numerosos mensajes de cariño que aparecieron en las gradas del estadio. “Faltó el penalti, no el valor, gracias chicos”, reza una de las pancartas que aparecieron en la grada del Tevere acompañada de una larga dedicatoria al equipo: “No hay derrota que pueda arañar nuestra fe, ¡vamos, nuestra Roma! «.

South Bend

Como siempre, no faltó el apoyo de la parte más caliente de la afición gitana. Antes del saque inicial en la Curva Sud, se desplegó una pancarta con el pensamiento de la afición giallorossi: «143 minutos de batalla… habéis honrado a la Roma ya nuestra camiseta… gracias por todo chicos». Una dedicatoria decididamente menos afectuosa para Anthony Taylor, el árbitro del partido en el Puskas Arena, culpable de influir mucho en la final de la EL: «¡Taylor, puta vergüenza!». Muchos homenajes también en memoria de Antonio De Falchi, hincha de Giallorossi fallecido el 4 de junio de 1989.

mourinho

Quien, en cambio, pese a no estar presente en la grada, recibió la ovación y el apoyo incondicional del Olimpico es José Mourinho. El uno especial —cumple un partido de inhabilitación—, fue aclamado en el momento del anuncio de las formaciones, además de recoger la dedicatoria de la Curva Sud: «¡Mou Roma está contigo!». acompañado de un largo coro de portugueses. Una declaración de amor al técnico pero también un mensaje claro al club: el dirigente del Setubal no se toca.



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