Facturas, taladros, caja: nuevas ayudas por 9.100 millones


No es fácil aprobar decretos económicos, aunque el callado nombre de “Aiuti-quater” hubiera llevado a la hipótesis de una tranquila continuidad con la ayuda del gobierno de Draghi. Pero junto a la prórroga a fin de año de los créditos fiscales de gas y electricidad de las empresas y las bonificaciones en los impuestos especiales sobre carburantes, el Gobierno intenta anticipar una serie de expedientes críticos para la maniobra con el decreto de 9.100 millones. A partir del recorte del 90% del Superbonus, con una reapertura parcial contigua para las villas. Y aquí sube la temperatura.

Desde los empresarios y profesionales del ladrillo en rebelión hasta el descontento expresado por Forza Italia, la discusión continúa hasta la reunión de gobierno que continúa hasta la aprobación a las 21 horas abundantes en la noche. Pero la decisión de acelerar, además de razones económicas, está inspirada por el gobierno en las necesidades de la táctica política. La ley de presupuesto tendrá plazos muy cortos para su examen parlamentario y no parece fácil. Así que anticipar algunas batallas con el decreto puede ser útil. Así se explica la idea de incluir en la provisión también el aumento del techo de caja a 5 mil euros, que en todo caso entrará en vigor a partir del próximo 1 de enero: acompañado de un fondo de 80 millones para financiar un crédito fiscal a la 100% (máximo 50 euros por unidad) para cubrir los costes de las cajas registradoras para la transmisión electrónica de las tasas.

A nivel práctico, sin embargo, la energía sigue siendo uno de los pilares de la medida. Y aquí, junto al guión ya previsto por los rumores de la víspera, sorprende también el aplazamiento de un año del fin de la mayor protección para el mercado del gas. Que debería haber llegado a la meta el próximo 1 de enero y que, en cambio, como viene urgiendo desde hace tiempo también la Arera (la Autoridad del sector) con la vista puesta sobre todo en la montaña rusa de los precios de la energía y las dificultades para orientar a los clientes entre los ofertas, se alineará con el plazo fijado para la salida de la protección de hogares y microempresas del sector eléctrico (10 de enero de 2024). Con todo respeto a quienes defienden la necesidad de acelerar la apertura total de los mercados energéticos, como también exige el PNRR bajo el epígrafe “liberalización”.

Entre las medidas incluidas en el nuevo paquete de ayudas, también se encuentra el alargamiento de los tiempos (desde finales de diciembre hasta el próximo 31 de marzo) previstos para el llenado de las existencias por parte de la GSE. El cual fue cooptado por el gobierno, junto con el Snam, para agilizar el servicio de último recurso y que, en base a lo dispuesto en la disposición que ayer examinó el MDL, tendrá algunos meses más disponibles (ya no el 20 de diciembre sino antes del 15 de abril de 2023) para repagar el préstamo sin intereses de 4.000 millones que se utilizó para financiar la compra de gas para almacenamiento.

El resto del paquete, en cambio, está en línea con lo anunciado en varias ocasiones en los últimos días, empezando por la posibilidad de que las empresas paguen sus facturas a plazos con un sistema de garantías Sace (ver otro artículo sobre el página), así como de la extensión de los créditos fiscales para consumidores de energía, consumidores de gas y otras empresas (incluidas las empresas más pequeñas) que luchan con fuertes aumentos en los costos de electricidad y gas. También se ha prorrogado la aportación extraordinaria para el mes de diciembre con un coste para las arcas del Estado estimado en 3.400 millones de euros para 2022. Mientras que para prorrogar los descuentos en los carburantes hasta finales de diciembre se necesitarán 1.300 millones (que expirará el 18 de noviembre). ) y la confirmación del IVA del 5% para el gas destinado al transporte.



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