Europa necesita un plan más audaz para los mercados de capitales


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El autor es vicepresidente de Oliver Wyman.

¿Cómo financiará Europa las enormes sumas necesarias para invertir en la transición energética, la infraestructura digital y la defensa? A pesar de contar con un enorme fondo de ahorro de 33 billones de euros, Europa tiene un problema de fontanería: sus mercados de capital están subdesarrollados y su sector bancario no tiene el tamaño suficiente para hacer frente a las crecientes demandas de gastos de capital. Para abordar los enigmas de la inversión, se necesitan mercados de capital más profundos.

Las exigencias son enormes: la Comisión Europea ha estimado que la transición verde requiere 620.000 millones de euros adicionales cada año hasta 2030, y otros 125.000 millones para la transformación digital. Además, la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin y la perspectiva de una segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos están aumentando las demandas de un mayor gasto militar.

Sin embargo, a pesar de las múltiples críticas del Banco Central Europeo, el crecimiento de los préstamos a las empresas de la región desde 2014 ha sido menos de la mitad del de Estados Unidos. La brecha en el desempeño económico entre ambos países ha sido una preocupación desde hace tiempo para los responsables políticos europeos, y la creciente brecha agudiza esta angustia.

“Necesitamos movilizar el ahorro privado en una escala sin precedentes, y mucho más allá de lo que el sistema bancario puede proporcionar”, afirmó el ex primer ministro italiano y presidente del BCE Mario Draghi antes de la publicación de su próximo informe sobre la mejora de la competitividad de Europa.

A pesar de algunos avances, sigue habiendo una enorme brecha en el capital de riesgo en relación con el PIB entre Europa y Estados Unidos. Las empresas europeas tienen menos opciones de financiación que las ayuden a invertir y crecer.

Cada vez hay más voces que piden que se desempolven los planes inacabados para una unión de los mercados de capitales, encabezados por la presidenta del BCE, Christine Lagarde. También hay importantes informes recientes del ex primer ministro italiano Enrico Letta y del ex gobernador del banco central francés Christian Noyer que defienden esta idea.

Pero la idea de un mercado único de capitales en toda Europa lleva una década estancada. Las ideas audaces a menudo se estancan.

Es probable que las recientes elecciones europeas compliquen aún más las cosas, por lo que tal vez sea hora de cambiar de táctica. Para eliminar los bloqueos que afectan a todo el sistema, los arquitectos de políticas deberían asociarse con los fontaneros financieros, especialmente del sector privado.

El punto de partida es revitalizar la titulización, que permitirá a las aseguradoras y los fondos de pensiones apoyar el crecimiento de Europa. La titulización permite a los bancos transferir activos a los inversores, liberando a su vez su propia capacidad de préstamo. Esto es especialmente importante porque los bancos proporcionan la mayor parte del crédito a las pequeñas y medianas empresas europeas, que representan casi dos tercios de los puestos de trabajo.

Las normas redactadas en respuesta a la crisis financiera penalizaron duramente las titulizaciones y el mercado europeo de estas operaciones nunca se recuperó del todo. Una consecuencia no deseada es que los bancos han recurrido a complejas transferencias sintéticas de riesgo, que sólo los más grandes pueden llevar a cabo, lo que ha frenado el avance de los bancos regionales.

Solvencia II, el reglamento para las aseguradoras, hace que no resulte económicamente atractivo financiar un proyecto de infraestructura a largo plazo o comprar un paquete de préstamos para pequeñas empresas, lo que reduce los retornos potenciales y limita el financiamiento disponible.

Es hora de recalibrar las normas de titulización para que reflejen mejor el verdadero perfil de riesgo de los activos, sigan el ritmo de la evolución de los mercados de capitales y fomenten la inversión para el crecimiento europeo. También son esenciales las reformas de las normas de Solvencia II, junto con ajustes sistémicos del marco bancario y de las normas del mercado financiero.

Es necesario nutrir el ecosistema de capital de riesgo, aprovechar el crédito privado y recalibrar las engorrosas reglas de sostenibilidad para los fondos.

Por encima de todo, Europa necesita un mercado financiero más flexible y diversificado. Si los planes de unión de los mercados de capitales no dan resultados, el resultado puede ser un menor crecimiento. Es hora de llamar a los fontaneros.



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