Europa busca una sola voz contra la violencia de género

Los feminicidios y la respuesta de los Estados

En materia de violencia de género, Europa aún tiene camino por recorrer. En ausencia de un panorama regulatorio común, los Estados tienden a manejar el tema de manera individual e intervenir principalmente después de eventos extremos. Los feminicidios calculados por Eurostat en 2018 en 14 de los estados miembros superaban los 600. Malta, Finlandia, Suecia y Austria son los países con las cifras más altas.

En 2020, datos de Eige, este número fue 444, pero de 10 países monitoreados. Si bien sería necesario prevenirlos, muchas veces es la perpetración de estos delitos y la consecuente indignación de la opinión pública que sale a la calle lo que provoca la acción legislativa. Ocurrió recientemente en Bélgica. A finales de octubre, tras la muerte a manos de la expareja de una joven, el gobierno aprobó un proyecto de ley marco que tipifica el delito de feminicidio, permite la recopilación de datos estadísticos para evaluar la magnitud del problema y menciona la propuesta para la formación específica de policías y magistrados.

el caso español

Un caso emblemático es entonces el España, donde desde hace años la prevención de la violencia de género también es fruto de las actividades de organizaciones feministas y movimientos de base. A pesar de la supuesta cultura machista, la península es pionera en materia de violencia de género: desde 2003, el gobierno español publica una evaluación de datos estadísticos específicos. Amplió la definición de «violencia de género» para incluir cualquier asesinato de mujeres o niños en los que el género desempeñe un papel, incluidos los casos perpetrados por misoginia, por miembros de la familia o en relación con la prostitución y la explotación. Y este año ha introducido un nuevo récord europeo: desde el 1 de enero de 2022 España registra todas las formas de feminicidio.

Sin embargo, ser el primero en Europa no protege contra todos los riesgos: en particular, está produciendo consecuencias imprevistas, la ley para la Garantía Integral de la Libertad Sexual, que dispone que hay delito cuando en cualquier tipo de relación sexual falta el consentimiento válido de la persona ofendida. La norma, también conocida como «solo el sí es sí», que entró en vigor en octubre, ha llevado a decenas de condenados a solicitar revisión de sentencia. Por ahora, aún no está clara la solución que propondrá el Gobierno de Sánchez, pero una parte de la mayoría no descarta la posibilidad de ajustes en las reglas para evitar que cada tribunal siga su propio criterio interpretativo.

Aunque no a los niveles españoles, incluso el Francia está dando pasos importantes. Aquí persiste un sistema judicial definido como deficiente (en 2020, tres cuartas partes de los casos de violencia sexual fueron cerrados sin cargos formales) y un número insuficiente de albergues de emergencia para mujeres y niños víctimas de violencia (en 2021, frente a las casi 8.000 plazas disponibles). por parte de las autoridades, hubo más de 20.000 solicitudes). Pero desde 2018 en el escuelas de francés la presencia de un representante por la igualdad de género es obligatoria y desde 2001 se imparten clases de educación sexual desde la enseñanza media. También se han aprobado normas específicas en los últimos años, como la ley de 2017 que convertía el sexismo en causa de penas agravantes.



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