Por Birgit Buerkner
El pequeñito mide catorce por siete centímetros y chupa como un loco. Su misión: hacer brotar nuevas células de tejido en la pierna de Peter D. (71). Con presión negativa constante, tira de la herida, ¡con éxito!
dr. Berthold Amann (57), especialista vascular del Hospital Franziskus de Charlottenburg, utiliza una bomba de vacío para curar lesiones persistentes. Acuden a él pacientes desesperados de toda Alemania.
Peter D. de Königs Wusterhausen se hizo implantar una rodilla artificial hace 13 años. Después de eso, una infección por gérmenes del hospital se extendió a su pierna. Tuvo que ser operado dieciséis veces, le quedó una herida en la pantorrilla del tamaño de la palma de una mano.
dr. Berthold Amann (57) coloca el vendaje hermético con la manguera de succión a Peter D. Foto: Siegfried Purschke
«Los médicos de varias clínicas me dijeron que me tenían que amputar la pierna», dice Peter D., quien recientemente entrenó equipos de waterpolo en su tiempo libre. «Definitivamente quería evitar eso».
Alrededor de un millón de personas en Alemania sufren heridas que no cicatrizan, principalmente debido a trastornos circulatorios. “Primero tenemos que eliminar las causas”, dice Amann, “por ejemplo, abrir los vasos de las piernas con stents o bypass.” Peter D. recibió infusiones de antibióticos para combatir la infección.
Luego, la herida se cierra con un vendaje hermético y la manguera de succión de la bomba está en el medio. «La succión longitudinal permanente estimula el crecimiento de células y vasos sanguíneos», dice Amann.
De hecho: después de unos días, la herida se vuelve roja, brotan vasos sanguíneos y se forman islas de piel.
La característica especial: los pacientes pueden llevarse el miniaspirador a casa y solo acudir a la clínica una vez a la semana para limpiar la herida. Con bombas mucho más grandes, los afectados tenían que permanecer en la sala durante unas cuatro semanas.
La pierna de Peter D sanó después de ocho semanas. Le gustaría visitar a su equipo en la piscina pronto.