Mide casi 2 metros, la báscula marca 125 kilos y tiene puños de acero. En el ring, Stan Bertens (23) es un verdadero oso. Fuera del ring, el residente de Liempde es un gigante gentil. “Lo mejor de este deporte es que el interruptor gira en el ring”, dijo el recién coronado campeón holandés en la categoría de peso súper pesado.
El título holandés en la categoría superior a 91 kilos es la confirmación para Stan de que va por buen camino. “Es bonito poder llamarte el mejor boxeador de tu país. Soy muy ambicioso y por supuesto tengo que demostrarlo en Holanda”.
Cuando tenía 12 años, fue a boxear con su padre a Maaskantje. Cinco años después, Stan decidió tomarse en serio el deporte. “Un año después peleé mi primer combate. Ahora dejé mi trabajo como contador y estoy trabajando en el boxeo a tiempo completo. Todos los días entreno dos o tres veces al día. Entrenar, dormir, comer, así son mis días”.
“No me llegó”.
Stan ciertamente no se considera el mayor talento. “No me llegó. Confío en mi ética de trabajo. Siempre quiero ir un paso más allá del otro.
“Los Juegos Olímpicos son fantásticos, me gusta estar allí”.
Stan puede intentar abrirse camino hasta los Juegos Olímpicos de París a finales de este año en un torneo de clasificación. Son cuatro entradas para un total de 32 boxeadores. “Los Juegos Olímpicos son fantásticos, disfruto estar allí. Sin embargo, no es mi objetivo principal, porque es convertirme en boxeador profesional. Eso es difícil en Holanda, pero tengo buenos contactos en Inglaterra. Creo firmemente que viviré del boxeo. Si tengo la oportunidad, depende de mí construirme un nombre en el circuito profesional”.
“Quiero derribar a mi oponente”.
El boxeo profesional le sienta mejor que el boxeo en los Juegos Olímpicos. “Durante los Juegos hay tres rondas de tres minutos a un ritmo alto. Prefiero diez rondas, así tendrás tiempo para implementar un plan. En el ring quiero derribar a mi oponente, tanto física como mentalmente. Soy diésel, cuantas más vueltas haya, mejor me sale. Pero prefiero decidir un partido antes del décimo asalto”.
“También hay que ser fuerte fuera del ring”.
De contable a boxeador profesional, apenas hay mayor diferencia. “Me siento como en casa en el ring. No me preocupa ningún riesgo. Me encuentro con muchachos muy fuertes, pero estoy ocupado con mi propio juego. Estoy en gran forma física y mentalmente. Nunca me rendiré en el ring, pero también hay que ser fuerte fuera de él. Por ejemplo, si llega una invitación a una fiesta, hay que atreverse a decir que no. Lo doy todo por el boxeo, dentro y fuera del ring”.