Este dolor más grande, esta nube de miedo no puedo esconderla o reírme con valentía

Después de horas en la Emergencia tengo que dejar atrás a Jan para cuidar a los niños. Jan me asegura que realmente puedo ir y que él no se escapará de repente. Con el corazón apesadumbrado recojo a Elvis en el restaurante del hospital. Una persona por paciente es la regla. No puedo sacudir su rostro tenso y encogerme de hombros con desánimo. “Yo tampoco lo recuerdo todo, gato, pero primero nos vamos a casa”.



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