Estarás dos horas en ‘Killers of the Flower Moon’ y sentirás las ganas, luego tendrás que seguir otra hora y media.

En la sección Imágenes, el crítico de cine Floortje Smit analiza la cultura visual contemporánea.

Floortje Smit

Quien hoy va al cine tiene que prepararse como un niño pequeño para un paseo en coche. ¿Quieres traer una bebida? ¿Quieres llevar comida contigo? ¿Orinaste? Ve de todos modos, sólo para estar seguro. Para ti estarás dos horas adelantado Asesinos de la luna flor y coger las ganas. Luego hay que esperar ansiosamente otra hora y media para ver los créditos finales.

Para dar cabida a los visitantes con vejigas más pequeñas, varios cines han incluido una pausa en la última película de Martin Scorsese. Para disgusto del estudio, eso es escribió El reportero de Hollywood. Esto iba en contra del acuerdo de proyección, anunciaron, y las salas de cine tuvieron que cerrar inmediatamente.

En las salas de cine obedientes tienes que volver a confiar en ti mismo, como cinéfilo. ¿Qué hacer? Inevitablemente te encuentras con la paradoja del pipí. Si aún no has visto la película, no hay forma de saber cuándo podrás orinar sin perderte información vital. Pero no puedes saber si te has perdido información vital si has orinado. Y si te quedas sentado, de todos modos te perderás información esencial, porque lo único en lo que puedes pensar es en orinar.

Este problema es cada vez más apremiante porque las películas son cada vez más largas y el cinéfilo medio envejece. Así que busca en Google con antelación: hay innumerables sitios útiles que indican cuándo es mejor tomar un descanso. Incluso hay una aplicación, correrpee, que le indica cuándo puede «ir» durante cuánto tiempo y ofrece un breve resumen de lo que se perdió. Pero claro: si el director cree que se puede saltar una escena, la habría omitido.

Por supuesto, resulta irritante que haya gente que prefiera algo tan esencial como las funciones corporales a la experiencia cinematográfica pretendida por el cineasta. Sufrirás por el arte. Los directores que aún quieran adaptarse al espectador humano pueden hacer tres cosas. Entrega la película con un momento de pausa elegido por ti mismo, que también tienes en cuenta durante el montaje (como hace Steve McQueen con La ciudad ocupada). Realización de películas más cortas. O encogerse de hombros, como James Cameron. Cuando se le preguntó cuándo la gente había oído hablar de él durante Avatar – 192 minutos – El camino del agua (suena cruel cuando tienes que orinar) se les permitió ir, dicho él: ‘Cuando quieran. Verán la escena que se perdieron cuando vuelvan a verla.’



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