Los ucranianos han salido victoriosos ahora que su ejército ha tomado la aldea de Robotyne. ¿Pero es este un avance estratégico importante? ¿Y finalmente tendrá éxito su ofensiva? “Si se mira todo, los resultados son escasos”.
Los habitantes de Robotyne, llorando, besaron a los soldados ucranianos que entraron en el pueblo, como se puede ver en las imágenes del ejército ucraniano. Lágrimas de felicidad rodaron por sus mejillas. Caminos de tierra pasan junto a las pequeñas casas que han quedado completamente destruidas. Al ejército ucraniano le llevó un mes, pero ahora lo ha conseguido.
“Nuestras tropas han liberado Robotyne y se están moviendo más hacia el sureste”, dijo la viceministra de Defensa ucraniana, Hannah Maliar. Según ella, están intentando avanzar hacia otras dos aldeas: Novoprokopivka y Ocheretuvate, a pesar de la fuerte resistencia enemiga.
La captura de Robotyne ha sido elogiada en la prensa ucraniana: el periódico en inglés El correo de Kyiv habla de la conquista de un “pueblo estratégicamente importante”. Este éxito también es aplaudido en los medios occidentales. Desde Robotyne, los ucranianos podrían avanzar hasta Tokmak y luego hasta Melitopol.
Si los ucranianos logran llegar a esa ciudad en el mar de Azov, lograrán cortar en dos el puente terrestre entre Rusia y Crimea. Ése es también el objetivo principal de la ofensiva que los ucranianos iniciaron hace unos meses. Entonces a los rusos les resultaría mucho más difícil abastecer a sus soldados en Ucrania.
Según el historiador militar Tom Simoens (Real Escuela Militar), es comprensible que Ucrania desate ahora la conquista de Robotyne, pero según él ese entusiasmo no está del todo justificado. “Si la conquista de una aldea tan pequeña es el mayor éxito”, afirma Simoens, “es una señal de que la ofensiva no va bien. Esa es realmente la realidad”.
Campos de estepa
Desde el inicio de la ofensiva en junio, el ejército ucraniano sólo ha ganado unos seis kilómetros en ese sector. Con la captura de Robotyne, las tropas han atravesado una línea de defensa rusa, pero todavía quedan muchas redes con trincheras y minas en el camino para avanzar hacia otras aldeas.
Un soldado ucraniano, Olexandr Solon’ko, describió en Twitter esta semana cuán eficiente es la defensa rusa. Las fuerzas ucranianas tienen que abrirse camino a través de campos esteparios, donde hay pocos árboles o edificios detrás de los cuales esconderse. Cualquier movimiento puede ser captado por drones rusos.
Solon’ko: “En cada hilera de árboles hay una red de trincheras y se han instalado diversas armas pesadas: lanzagranadas, ametralladoras, misiles antitanques. Han cavado zanjas antitanques en los campos y hay minas. Tienen minas regulares contra tanques y personal, y otras más sofisticadas. Están esperando a nuestra infantería”.
Según él, los “sistemas de trincheras” rusos están conectados entre sí a través de pasajes subterráneos. “Estos pasajes permiten el paso de tropas, armas y municiones”, escribe Solon’ko. “Donde los rusos no han excavado, hay minas”. Por lo tanto, debe ser el ejército ucraniano el que pueda avanzar”.
Los rusos también han enviado unidades de élite para detener el avance ucraniano. El mando del ejército ha desplegado una división de paracaidistas en Robotyne para detener a los ucranianos. Los rusos también han desplegado tropas en el sector alrededor de Bachmoet para hacer retroceder a los ucranianos.
Esa fuerte oposición significa ahora que Ucrania no puede explotar sus pequeños éxitos. Según Solon’ko, hacerse cargo de Robotyne ya era una “tarea monumental”. “Cada vez que Ucrania atraviesa una línea de defensa, la ofensiva se detiene”, afirma Simoens. “Estas victorias pírricas son buenas para la moral, pero en realidad rinden poco”.
El ejército ucraniano necesitaría un avance -un lugar donde pueda superar las defensas rusas- para poder avanzar hacia las ciudades más al sur. Pero tal avance no está a nuestro alcance. “Si se analiza todo, las ganancias territoriales actuales son escasas”, afirma Simoens.
Invierno
El mando del ejército en Kiev ha estado esperando el verano para lanzar su ofensiva. Como entonces llueve mucho menos, los vehículos pesados no quedan atrapados en el barro. Pero ahora el verano casi ha terminado. Simoens estima que a la ofensiva todavía le quedan unos dos meses, luego Kiev tendrá que reducir considerablemente los ataques. Entonces los días se vuelven demasiado cortos y las operaciones demasiado difíciles.
Desde la antigüedad, las guerras siguen el mismo ritmo: luchar en verano, descansar, entrenarse y rearmarse en invierno. Sólo los rusos han prestado poca atención a esa lógica militar. El invierno pasado pasaron a la ofensiva y, gracias a los mercenarios wagnerianos del recientemente fallecido Yevgeny Prigozhin, pudieron tomar Bachmut.
Dado que las unidades de élite rusas ya están luchando en el frente, Rusia ya no podrá utilizarlas para pasar a la ofensiva este invierno. También se espera que la ofensiva ucraniana no alcance su objetivo: Melitopol. “Pero los ucranianos tienen que empezar a pensar en cómo van a pasar el próximo invierno”, afirma Simoens. “Será mejor que también empiecen a construir defensas”.