Está bien como una recién nacida abandonada en una cuna térmica en Bari: tiene un par de semanas


«La pequeña está muy bien. Desde un punto de vista clínico, no ha surgido ningún problema particular y es perfectamente normal. Por el momento no surgen preocupaciones particulares». Así lo informó a ANSA el profesor Nicola Laforgia, director del departamento de Neonatología del Policlínico de Bari, donde se encontró al recién nacido el 23 de diciembre en la cuna termal de la parroquia dedicada a San Juan Bautista de Bari.

Su nombre será María Grazia.

Don Antonio Ruccia, párroco de la iglesia, que tenía en brazos a la pequeña, dijo que la pequeña se llamará María Grazia. Fue él quien recibió en su celular la notificación de que había alguien en la cuna vitalicia ubicada al lado de la parroquia.

El recién nacido abandonado en la cuna térmica de una iglesia se encuentra bien en brazos del párroco y está hospitalizado en el Policlínico de Bari (Ansa)

Todavía tengo adrenalina en mi cuerpo.

“Aún tengo adrenalina en el cuerpo por lo que pasó ayer”, dijo el sacerdote. «Hoy celebré tres misas y no pude ir al pabellón a saludar a la pequeña: si puedo, lo haré por la tarde», dijo. La pequeña, encontrada vestida con un mono verde, un chaleco rosa y un gorro con bandas blancas y azules, «quizá tenga un par de semanas de vida», dijo Laforgia, relatando que «en la sala nos inundaron con mensajes, llamadas telefónicas y correos electrónicos que muestran plena disposición a proporcionar ropa, leche y cualquier otra forma de ayuda».

El párroco Don Antonio Ruccia de la parroquia de San Giovanni Battista, con la ropa del recién nacido en Bari (Ansa / Donato Fasano)

Hace tres años un niño en la misma cuna

Maria Grazia es el segundo bebé que queda en la cuna térmica: el primero, hace tres años, era un niño. Junto a él había un papel con notas sobre su estado de salud y su nombre. Esta vez ningún mensaje.

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Puedes dar a luz en el hospital manteniendo el anonimato

«Todas las mujeres deben saber que pueden dar a luz en el hospital de forma segura, con el máximo anonimato y con la garantía de seguridad para la madre y el niño. La cuna para la vida fue deseada por Don Antonio y es el último salvavidas – concluye Laforgia – para aquellos que se ven obligados a hacer gestos extremos».



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