Pero según Lamberink, no es sólo cuestión de que el gabinete y el gobierno salgan de la crisis. “En Drente hay lugares designados donde se puede colocar la pala inmediatamente, pero donde no se realizan obras. Tenemos que analizar qué está mal allí. ¿Se ha comprado el terreno demasiado caro? ¿Es el producto residencial adecuado? ¿Por qué son las casas de nueva construcción las que están actualmente en el mercado? Así que todavía tenemos mucho que hacer nosotros mismos”.
La provincia de Drente reconoce el cuadro esbozado por Lamberink. Y hay comentarios que hacer. “Vemos que en Drente ha disminuido el número de planes que han recibido permiso. Esto se debe, entre otras cosas, a problemas de capacidad y procedimientos complicados”, afirma un portavoz.
La provincia dice que está trabajando con municipios, asociaciones de vivienda, residentes y participantes del mercado para encontrar una solución que agilice y acelere la construcción de viviendas. Pero el gobierno también tiene que hacer una contribución significativa. Considere la posibilidad de solucionar los problemas con el nitrógeno que amenazan con paralizar los nuevos proyectos de construcción, mejorar la accesibilidad de Drente y la imposibilidad de conectar los proyectos a la red eléctrica. El gobierno también puede hacer algo para que los proyectos de construcción sean más rentables para los inversores, subrayó el portavoz.