“Fue lo más machista, arrogante, fascista y hasta antidemocrático que he oído en mi vida”, afirma Sonía Gómez Menéndez. La feminista española está furiosa por la explicación del presidente de la Federación de Fútbol, Luis Rubiales, sobre su beso no deseado a la estrella del fútbol Jennifer Hermoso. No voy a dimitir, dijo Rubiales el pasado viernes, en cinco ocasiones, entre fuertes aplausos de un gran número de sus compañeros. No es el machismo lo que azota a España, sino el “falso feminismo”, afirmó Rubiales.
“Y la cosa no terminó ahí”, dice Gómez, que trabaja para Confluencia Movimiento Feminista, la organización que agrupa a todos los grupos feministas en España. “También prometió duplicar el salario del técnico Jorge Vilda”.
En vísperas del Mundial, Vilda quedó desacreditado después de que los jugadores lo acusaran de comportamiento inapropiado en un correo electrónico a la asociación de fútbol. Por ejemplo, en el campo de entrenamiento los habría obligado a mantener abierta la puerta de su dormitorio para poder comprobar si estaban en la cama. Las mujeres que firmaron el correo electrónico no fueron seleccionadas. “Esos aplausos, esas recompensas y abuso de poder. Todos son Rubiales”, afirma Gómez.
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El asunto de la Federación de Fútbol llama la atención sobre el machismo aparentemente todavía fuerte en España. Pero la cuestión también demuestra que España ha sido cambiada por el gran movimiento feminista en su contra.
Movilización
Las organizaciones feministas españolas actuaron inmediatamente tras el beso, pese a que media España todavía estaba de vacaciones. Lo que siguió fueron manifestaciones frente a la sede de la Asociación de Fútbol y en el centro de Madrid, donde cientos de personas se reunieron para condenar el machismo y expresar su apoyo a Hermoso. En las redes sociales, #Estamoscontigo, un hashtag popular entre las feministas para condenar la violencia machista, volvió a hacerse viral. También #SeAcabó, ya está, se usó mucho.
“Lo que está pasando ahora con Rubiales demuestra que la sociedad se ha vuelto más consciente y sensible a la hora de identificar formas de violencia sexual”, afirma la socióloga de género Rosa Cobo Bedia, adscrita a la Universidad de A Coruña. “#SeAcabó es una advertencia: la impunidad llegó a su fin”.
Lo que está pasando con Rubiales demuestra que la sociedad se ha vuelto más sensible a identificar formas de violencia sexual
Rosa Cobo Bedia socióloga de género Universidad de A Coruña
Una larga historia precedió a eso. Incluso antes de que estallara la Guerra Civil española en 1936, las mujeres de la sociedad española, todavía fuertemente dominada por la Iglesia católica, ya estaban reclamando su posición en la sociedad. “La República española también dio ese espacio a las mujeres al introducir una legislación muy progresista”, explica Gómez, refiriéndose a 1933, año en que las mujeres obtuvieron el derecho al voto. Ambas guerras mundiales aseguraron que las mujeres trabajaran a gran escala, reemplazando a los hombres que estaban en el frente.
Reacción
Se produjo una reacción violenta bajo el dictador Francisco Franco. Las mujeres se vieron obligadas a volver a asumir los roles de amas de casa y madres. Se prohibieron el divorcio, el aborto y la anticoncepción. Para cualquier cosa que quisieran hacer fuera de casa, como viajar, tenían que obtener un formulario de permiso de un hombre.
Aunque esto cambió después de la muerte de Franco en 1975 y la restauración de la democracia, la cultura machista ha persistido. Por ejemplo, el partido de extrema derecha Vox, que gobierna más de diez grandes municipios y cuatro regiones, se mantiene firme a favor de la tradicional división de roles entre hombres y mujeres. El partido cree que el feminismo demoniza el modelo de familia tradicional y priva de libertad a las mujeres que optan por cuidar de los niños en casa.
La iglesia también sigue desempeñando un papel, pero no con tanta fuerza. El país no sólo se ha distanciado del catolicismo, sino que el feminismo se ha infiltrado en la iglesia. Por ejemplo, las teólogas hablaron sobre la discriminación y las privaciones de las mujeres. Exigen igualdad y más autoridad. A principios de este año, la iglesia presta atención a este llamado y mejora prometida. La política también es progresista.
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Además, la sociedad ha cambiado. España tiene leyes más progresistas que muchos otros países europeos en lo que respecta a las mujeres. Está la ley de violación, la ley de transgénero y de aborto y la licencia menstrual. Según Gómez y Cobo, esto nunca hubiera sucedido sin el movimiento feminista.
Lucha contra la desigualdad
“La lucha contra la desigualdad y la violencia machista sólo puede lograrse a través de políticas. Tanto en el mercado laboral (por ejemplo, equiparando salarios) como en la educación; tanto en cultura como en ciencia; tanto en la familia como en la religión, etcétera”, resume Cobo. “Y esas políticas no se pueden hacer sin el feminismo. Si el feminismo es fuerte, si tiene capacidad de movilización, entonces el poder político sentirá algo de ese malestar y lo convertirá en derechos o políticas públicas. No se puede mejorar la vida de las mujeres sin el feminismo”.
en el ojo España va bien en materia de emancipación de la mujer. En 2022, el 53,8 por ciento de las mujeres tenía un trabajo remunerado. El 55,7% de los estudiantes universitarios son mujeres. En los negocios, sólo seis de cada 100 directores ejecutivos son mujeres, mientras que en la política, la mitad de los 22 puestos ministeriales están actualmente ocupados por mujeres.
El partido de extrema derecha Vox se mantiene firme a favor de la tradicional división de roles entre hombres y mujeres
Según Gómez, sin embargo, España está lejos de allí. “Los chicos quieren ser futbolistas porque pueden ganar millones. Las niñas saben que tienen que trabajar hasta la muerte si quieren jugar al fútbol profesionalmente para llegar a fin de mes”, afirma. “Una mujer que quiere alcanzar una posición alta probablemente tenga que renunciar por completo a su vida familiar, mientras que a un hombre esto nunca se le pide. En las entrevistas de trabajo todavía se pregunta a las mujeres si quieren tener hijos. La respuesta determina su futuro. Mientras tanto, los puestos de poder siguen en manos de los hombres. Es muy difícil que una sociedad respete a las mujeres si los hombres machistas permanecen en esas posiciones de poder”.
Educación
Por lo tanto, se necesita más para lograr un cambio profundo, sostiene Gómez. “También debemos mirar la educación. Si ya nos están criando y educando de forma sexista, entonces una ley no tiene sentido. Todo empieza con la educación”, afirma. “Hay que erradicar por completo los estereotipos de género. Una mujer es mujer porque usa tacones. No, eso es un estereotipo de género”.
Gómez cree que visibilizar a todo tipo de mujeres es una forma de contrarrestar el machismo. “Desde temprana edad, porque si empiezas solo con adolescentes, se vuelve más complicado”.
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También cree que la prensa puede presentar una imagen más justa de las mujeres. “Tomemos la Copa del Mundo. Pocas portadas mostraban a los nuevos campeones. En cambio, viste a Rubiales y a la entrenadora Vilda. Casi nos olvidamos que las mujeres son las campeonas. Esto nunca le pasaría a un equipo masculino”.
“Hemos roto el techo de cristal, pero todavía queda un techo de acero por perforar”, resume Gómez la situación. Y: “Los hombres tienen que participar. Un error cometido en las últimas décadas es que los hombres no estaban involucrados en el feminismo. Los necesitamos como aliados bien informados. No para tomar nuestras posiciones, sino para ser conscientes de sus privilegios y distanciarnos de ellos”.