El viernes empezó mal debido a problemas técnicos, un momento que Geert y Marie Paule no olvidarán pronto. “El viernes reinaba mucho silencio aquí, era realmente insoportable. Fue estresante, un revés después de todo un año de trabajo”, afirman. “Realmente no quiero pensar en eso. Entonces se derramaron lágrimas”.
Pero la situación cambió y se permitieron las celebraciones el domingo. Martijn llamó a sus padres el domingo por la mañana.