Madeira – “Se nos ve la ceniza en la ropa y el humo nos duele la garganta”, dice el holandés Erik de Velde de vacaciones con su esposa en la isla portuguesa de Madeira, donde desde el miércoles azota un gran incendio forestal. “A veces cuesta respirar”, explica por teléfono este hombre de 59 años a De Telegraaf. La pareja queda sorprendida por la tranquilidad de la población local. “Aquí casi no se habla del incendio”.
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