Cuando regresó a la política nacional, el mundo entero la observó. Pero Gwendolyn Rutten ya había librado su peor batalla. Era uno a sotavento. Con su propio cuerpo como oponente. “Te lo puedo garantizar: un año sin saber qué te pasa te devorará. No quiero saber cuántas relaciones han muerto ya por eso”.
ttn-es-34