Enfrentamientos en el autogrill: es el mismo donde murió Gabriele Sandri

Tafferugli en Badia al Pino, la misma área de servicio donde un aficionado de la Lazio fue asesinado el 11 de noviembre de 2007, baleado por el agente Spaccarotella

Una tremenda y escalofriante explosión del pasado. Han pasado quince años desde aquel maldito 11 de noviembre de 2007, cuando la agente Spaccarotella disparó un tiro que le quitó la vida a Gabriele Sandri, de 26 años, partiendo el alma de la madre Daniela, el padre Giorgio y el hermano Cristiano. Durante años, en todos los estadios de Italia (y muchos de Europa), ha habido un reclamo no solo de justicia, sino también de respeto para Gabbo. La Fundación Gabriele Sandri siempre ha sido muy activa en asuntos sociales, ayudando de muchas maneras: todos los años, en el hospital pediátrico Bambino Gesù de Roma, se organizan colectas de sangre en su nombre. Iniciativa que se repite en todo el país. Por la tarde, sin embargo, los pensamientos volvieron a la tragedia. La culpa la tienen los enfrentamientos entre la afición de Roma y Nápoles. Las refriegas estallaron en el área de servicio de Badia al Pino, justo donde Gabriele fue alcanzado hace 15 años por la bala disparada por Spaccarotella.

EL CASO

La familia Sandri no ha querido pronunciarse sobre el incidente, pero sí el lugar donde desde hace años aficionados de toda Europa se han detenido a rendir homenaje a la memoria del aficionado de la Lazio (como se hizo en 2017, con motivo del décimo aniversario de Gabbo muerte, a manos de aficionados del Niza, que al volver de un partido fuera de casa de la Europa League dejaron allí una pancarta en su honor), ha vuelto a ser escenario de violencia. Cerrado el carril norte de la A1, con inevitables fuertes repercusiones en el tráfico. Los ultras del Napoli que se dirigían a Génova para el partido contra la Sampdoria en Marassi se encontraron y chocaron con los de la Roma, que viajaban rumbo a Milán. Afortunadamente, la historia no terminó en tragedia como sucedió hace 15 años: Gabriele, en ese momento, estaba en el automóvil con algunos amigos, rumbo a San Siro, donde se suponía que la Lazio desafiaría al Inter. Estaba durmiendo en el auto, cansado de una noche en la discoteca, donde era DJ. Estaba acostado en el asiento trasero del Renault Mégane cuando se dispararon dos tiros desde el otro lado de la calzada: el segundo pasó más allá de las rejillas divisorias de las dos calzadas, atravesó la ventana del automóvil y alcanzó al niño en el cuello. Los amigos, presentes en el mismo auto, intentaron tapar la herida con un pañuelo blanco y azul, esperando ayuda. Cuando llegó la ayuda, intentaron revivir a Sandri, en vano. Se produjeron incidentes entre aficionados y policías en todo el país, en Roma, a última hora de la tarde, también fue atacado un cuartel en Ponte Milvio, cerca del estadio olímpico. El Tribunal de Casación condenó al agente Spaccarotella a 9 años y 4 meses de prisión, en una de las páginas más tristes de la actualidad criminal italiana. Hoy, precisamente en el área de servicio de Badia al Pino, nuestros pensamientos volvieron repentinamente a aquel maldito 11 de noviembre de 2007.



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