D.Detrás de escena de un programa exitoso, cualquier cosa puede pasar. el lo sabe bien bruno barbiericocinero boloñés y juez histórico de MasterChef Italia. En todos estos años de programa (es el único que siempre queda en el elenco, desde la primera edición de 2011) en ocasiones se ha hablado de discrepancias entre jueces. Ahora es el propio Barbieri quien habla de ello. Y para contar algunas anécdotas divertidas.
Bruno Barbieri y la pelea con Carlo Cracco “hablando de un plato de passatelli con almejas”
¿Cuál podría ser el motivo de una riña entre dos chefs sino una visión distinta de la cocina? En una entrevista con Chiara Maffioletti de Corriere della Sera, Barbieri habló sobre su relación con los demás jueces de la programa de cocina más famoso de Italia.
Hablando de la primera edición con Joe Bastianich y Carlo Cracco, explicó. “Éramos tres gallos en un gallineropero aunque no siempre fue fácil, tengo muchos recuerdos hermosos y divertidos. Siempre parecía estar en la cuerda floja. Nunca discutimos excepto una vez, fuertemente, Carlo y yo hablando de un plato de passatelli con almejas. Pero después de quince minutos de desorden total, todo volvió a ser como si nada hubiera pasado».
Las anécdotas sobre Antonino Cannavacciuolo y Giorgio Locatelli, en cambio, son diferentes. “Son mucho más irónicos y divertidos. Con Antonino hay un sentimiento particular y Locatelli es quien intenta mantener un poco las filasde lo contrario, él y yo bromearíamos de la mañana a la noche. También salimos afuera, con las cámaras apagadas, cosa que no pasó con los otros dos compañeros… en fin, hoy hay mas complicidadEl confesó.
confesiones al mensajero:: “Tuve la suerte de crecer con una madre, una abuela y dos hermanas maravillosas”
Barbieri actualmente está ocupado con su programa. 4 hoteles, regresó el pasado 4 de septiembre con el primero de cuatro nuevos episodios (todos los domingos en horario de máxima audiencia en Sky Uno). Una competencia entre hoteleros en Italia, para conquistar el sabor deexperto en hoteleria.
La entrevista es también la ocasión, para el único chef en Italia con siete estrellas Michelin, de recorre parte de su infancia. «Desde temprana edad tuve cierta habilidad manual. Tuve la suerte de crecer con una maravillosa madre, abuela y dos hermanas. Con mi abuela, en particular, hacíamos pan todos los días, luego las conservas… a los tres años comía tagliatelle con trufas, por decir. Ella y mi abuelo administraron un terreno para la curia de Bolonia y allí plantaron todo”, dijo.
El padre, en cambio, vivía en España. “Solíamos reunirnos con él en el verano y así aprendí a viajar desde muy joven.“. De ahí, las ganas de descubrir nuevas culturas, como cuando decidió empezar a trabajar como cocinero en un barco. Hasta el momento en que abrió, junto a su amigo y maestro Iglesias Corellila posada “Trigabolo”, en Argenta (Ferrara): un restaurante que hizo historia. “Ese tipo de cocina era la experimentación, nosotros éramos esa cosa ahí, ese cambio gastronómico, en los años ochenta”.
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